5 de marzo de 2012

Las curvas de Santos

Por Jaime Restrepo Vásquez.

De tiempo atrás, se da por sentado que Juan Manuel Santos es un sujeto mediático, dedicado a proteger y promover su imagen a como dé lugar.

Sin embargo, las cosas no le están saliendo bien al Presidente. En la última encuesta publicada por Gallup, algunos indicadores demuestran desconfianza o confusión de la ciudadanía frente al gobierno. Si se observa el gráfico sobre el comportamiento histórico de la opinión en relación con la situación del país, el 42 % considera que en este momento las cosas están peor y el 40 % cree que la situación va mejorando, lo que deja a los pesimistas como mayoría. Adicionalmente, este resultado es la evidencia de una naciente polarización ciudadana frente al gobierno.


Además, pese a los esfuerzos del actual gobierno y de los medios de comunicación -unificados en la tarea de neutralizar cualquier impacto contra su imagen- en mayo de 2011, Santos obtuvo un 54 % de colombianos que pensaban que las cosas estaban empeorando, cifra record de pesimismo durante los últimos 10 años. Es importante anotar que su antecesor, Álvaro Uribe, analizados sus dos periodos, registró un porcentaje máximo del 46 % de ciudadanos que pensaban que las cosas no estaban bien, mientras que ostenta el mínimo nivel de pesimismo desde 1994, registrado en julio de 2008, con un 14 %.

Al observar la gráfica y ver el comportamiento del pesimismo colombiano, sobre todo durante las nefastas administraciones de Samper y Pastrana –con niveles negativos del 78 y 84 %- y comparar dichas cifras con las obtenidas durante la administración Uribe, resulta evidente que el gobierno anterior despertó el optimismo de los colombianos: de 44 mediciones realizadas durante los 8 años de gobierno, 35 mostraron que la mayoría pensaba que las cosas estaban mejorando en el país.

Como las comparaciones son odiosas, nada mejor que hacerlas con los antecesores de Uribe. Durante el periodo de Ernesto Samper, solo una de 16 mediciones mostró algún grado de optimismo en los encuestados. El resto, 15 en total, rara vez bajaron del 60 % de pesimismo. Cuatro años después, el gobierno Pastrana arrancó con un 36 % de ciudadanos que pensaba que las cosas no estaban bien y rápidamente se encumbró al 65 % para llegar, en abril de 1999 al vergonzoso 84 % de pesimismo, la cifra record de desesperanza en la historia reciente del país. Luego de este resultado, el gobierno Pastrana se mantuvo por encima del 70 % prácticamente hasta el final, cuando bajó al 53 %.

Es más: durante el mandato de Andrés Pastrana, ninguna de las mediciones mostró el optimismo por encima del pesimismo y la cifra de los que pensaban que las cosas estaban mejorando nunca subió del 15 %.

En cuanto al gobierno actual, ciertamente comenzó con el impulso optimista que venía de la anterior administración y llegó, solo dos meses después, al 61 % de colombianos que pensaban que las cosas estaban mejorando. De ahí en adelante, los bandazos de Santos, los mensajes erráticos, su incapacidad gubernamental y las malas compañías, fueron determinantes para infundir el pesimismo en los ciudadanos.

Otro aspecto llamativo de la encuesta Gallup es la opinión favorable o desfavorable del Presidente. De hecho, el actual mandatario tiene un 28 % de imagen negativa –solo un punto por debajo de la máxima obtenida por Uribe durante sus ocho años de mandato- y la curva descendente de su favorabilidad muestra una tendencia a encontrarse con la curva ascendente de la opinión desfavorable que tienen los colombianos de Juan Manuel Santos.


Si se mira el comportamiento estadístico de los gobiernos de Samper y Pastrana, la imagen negativa estuvo muy por encima de la curva que mostraba la opinión favorable de esos mandatarios. Es más: durante el mandato de Pastrana solo en una oportunidad, la favorabilidad estuvo por encima de la opinión en contra del gobierno… y solo por dos puntos porcentuales.


No obstante, el asunto más llamativo es la opinión ciudadana sobre la forma como el Presidente está manejando el asunto de la guerrilla. Es evidente que el tema no fue bien visto durante los ocho años de Samper y Pastrana: en el primer caso se llegó al 78 % de rechazo, mientras que Pastrana, quien alcanzó la cumbre del 87 % de desaprobación en ese campo, conservó por encima del 80 % los niveles de rechazo a sus conductas “pacifistas”, dialogantes y entreguistas; desde julio del 99 hasta julio de 2002.

Luego llegó Uribe y la aprobación a la forma como manejó el tema de la guerrilla comenzó en un 62 % y al finalizar su segundo periodo alcanzó el 82 % de aprobación.

Más allá de la opinión favorable o desfavorable, lo cierto es que durante los gobiernos de Samper, Pastrana y Uribe se observa una posición definida de los ciudadanos frente al tema. Pero eso no ocurre con Juan Manuel Santos. De hecho, el actual Presidente comenzó con una aprobación del 69 % al manejo dado al tema de la guerrilla y luego alcanzó el 81 %. Sin embargo, ya en diciembre de 2010, los mensajes equívocos, el comportamiento errático, la incoherencia conceptual y las señales favorables al terrorismo, comenzaron a minar la aceptación al apaciguamiento con los grupos guerrilleros.

Durante el último mes de 2010, Santos llegó al 70 % de aprobación para luego iniciar un descenso vertiginoso que llegó en agosto de 2011 al 51 % de rechazo. En noviembre logró nuevamente un respiro al ubicarse en un 66 % de aceptación, aunque no sirvió de mucho, pues en diciembre de 2011 regresó la tendencia decreciente con un 42 % de aprobación contra el 55 % de rechazo en febrero de este año.

Todo lo anterior contrasta con la opinión favorable de los ciudadanos en temas como las relaciones internacionales, la educación y la economía: aunque en esos aspectos, Santos sale muy bien librado, el conjunto de todas las acciones de gobierno han generado una percepción negativa en la ciudadanía. Incluso, si se compara el tema de las relaciones internacionales con el manejo del terrorismo, ubicando en la mitad el gráfico de la imagen del Presidente, se podría pensar que la gente se siente menos “aislada” internacionalmente, pero que eso se ha logrado a costa de la seguridad y del embeleco de negociar la ley con los criminales altruistas.

Lo cierto es que las principales curvas no le favorecen a Santos: los colombianos lo perciben errático, confundido y complaciente… todo un pelmazo.

2 comentarios:

BRABONEL dijo...

Los Colombianos empiesan a temer que Santos a no quererse parecer a Uribe se esta pareciendo a Pastrana cada vez mas y eso se lo estan empesando a cobrar en las encuestas.

Atrabilioso dijo...

BRABONEL:

Sospecho que Santos quiere parecerse a su familiar Eduardo Santos, quien supone ingenuamente que hizo "historia". Lo cierto es que el periodo de don Eduardo fue llamado el gobierno de la pausa, porque después de un mandato vertiginoso llegó un pelmazo de apellido Santos que dejó al país completamente detenido.

Aunque eso sí: creo que lo que usted afirma es el resumen de lo que se observa en las encuestas.

Saludos y gracias.