Por Jaime Restrepo Vásquez.
El atentado contra el Director de La Hora de la
Verdad despertó algunas solidaridades políticas —¿cuál de ellas más oportunista?—
y el rechazo de diversos sectores de la sociedad colombiana. Sin embargo, los pronunciamientos se han
direccionado al repudio por el ataque contra alguien que fue ministro del
Interior, cargo que dejó hace más de ocho años.
Tal posición resulta conveniente para los sectores
políticos que están en contienda, pero se aleja por completo del propósito de los
terroristas: silenciar a un periodista de opinión que representa la posición
contraria al unanimismo mediático que padece el país.
La bomba contra Fernando Londoño Hoyos no recuerda
los atentados contra Rudolf Hommes, ni contra el general Miguel Maza Márquez… La
acción terrorista trae al presente el ataque contra el Canal RCN y el asesinato
de Guillermo Cano, entre muchas otras acciones de terror que ha padecido
Colombia en su historia reciente.
Así las cosas, el intento de acallar una voz
disidente de la coral de aduladores del actual gobierno y de su abierta
proclividad al otorgamiento de impunidad y poder político al terrorismo, se convierten en la intención fundamental que el
sentido común señala como móvil del crimen.
Ni más ni menos: atacaron la libertad de expresión
que ejerce un periodista de opinión, cualquiera sea su tendencia ideológica o
política y ese hecho no puede separarse de las exigencias hechas por el grupo
terrorista de las FARC, después del secuestro del periodista Romeo Langlois,
pues en el fondo —con métodos distintos— buscan amordazar a los díscolos
periodistas que hablan sin pudor sobre los peligros que acarrea el clamor por
la paz modelo Chávez. De igual forma,
tampoco se puede olvidar que hace pocas semanas, el autócrata gobierno colombiano
intentó la asfixia económica contra La hora de la verdad, suspendiendo la pauta
que tenía en ese espacio de opinión y noticias, pues tanto a las FARC como al
gobierno colombiano, les estorban enormemente las voces críticas.
Resulta pavoroso el cuidado del “buen nombre” de
las FARC, pues solo unos minutos después del atentado, Caracol Radio sostuvo
que había consultado con algunos ex ministros de Justicia quienes lanzaron la
especie de que la acción terrorista era un “ajuste de cuentas” de grupos
paramilitares a los que Londoño Hoyos les había quedado mal. Es más: durante 48 horas, solo algunas voces
aisladas señalaban a las FARC como autoras del crimen, ya que el propio gobierno
negaba la vinculación de los terroristas con el ataque contra Londoño
Hoyos.
Es injustificable que el gobierno y los medios de
comunicación quisieran ocultar o preservar la “honra” de las FARC y del Marco Legal para la Paz, con elementos tan claros como los que se conocían ya en la noche
del 15 de mayo: un carro-bomba desactivado en inmediaciones del Comando de la
Policía Metropolitana de Bogotá, con un capturado que había sido miembro de las
FARC; un atentado con bomba lapa —artefacto diseñado, mejorado y utilizado por
la banda terrorista ETA, que viene asesorando a las FARC
en el tema de explosivos— y el cúmulo de amenazas contra Fernando Londoño no
podían considerarse meras coincidencias aisladas, como intentó hacerlo aparecer
el presidente Santos.
De hecho, el sentido común indica que justo ese día
se daban dos situaciones trascendentales: el inicio de la operación del TLC con
los Estados Unidos y la discusión en sexto debate del Marco Legal para la Paz. Ante lo primero, la fuerza terrorista creada
por el Partido Comunista es la primera opositora y en cuanto a lo segundo, las
FARC son las más interesadas y beneficiadas con el esperpento jurídico.
Pero hay un hecho que no deja de inquietar: hace
una semana, los Colombianos “por la paz” encendieron las alarmas por un supuesto
atentado en marcha contra Piedad Córdoba: sabían cifras y detalles de la presunta
acción terrorista que fue puesta en conocimiento de las autoridades. Supongo que se dedicaron enormes recursos
financieros, técnicos y humanos para desactivar el plan criminal contra la
defenestrada señora Córdoba. No
obstante, pasaron las horas y pese al material aportado, no se encontró algo
que pudiese indicar la inminencia de un crimen contra la ex senadora liberal.
¿Era el supuesto atentado contra Piedad Córdoba una
cortina de humo diseñada y puesta en marcha por las FARC para desviar recursos
y personal experto y así abrirle el camino a la jornada de terror que vivió
Bogotá el pasado 15 de mayo? Es que resulta curioso, por decir lo menos, que
ante semejante situación y con tanta información, no se haya dado con el
paradero de los terroristas, ni se hayan encontrado indicios de que la
información era real: no hay una sola captura, ni una rueda de prensa con
presidente a bordo, informando sobre los avances para neutralizar la amenaza
contra Piedad Córdoba.
Ante la jornada de terror, y la proximidad de las
alarmas encendidas por el supuesto plan contra Piedad Córdoba, Colombianos “por
la paz” están en la obligación de dar a conocer las fuentes que les
suministraron los datos y a su vez, difundir los motivos que tuvieron para
otorgarles semejante grado de credibilidad, pues tal información podría
conducir a los autores intelectuales y materiales del atentado contra Fernando
Londoño Hoyos, quienes utilizaron la distracción para ejecutar con mayor
tranquilidad el acto terrorista contra el periodista y director de La hora de
la verdad… Las FARC están retratadas de cuerpo entero en el terrorismo
desplegado el 15 de mayo en Bogotá.
2 comentarios:
Claro que segun la presidenta de Argentina el terrrorismo en Colombia no existe.
Obviamente se necesita mantener aterrado al pueblo.
Bombas y atentados siempre estaran a la orden del dia.
En Colombia se gobierna con Miedo.
poco a poco dejaran conocer los motivos y autores materiales, el modus operandi y todas esas historias que hay detras de estas situaciones.
quizo Dios que el ex-ministro practicamente saliera ileso.
Quien sigue en la lista????
Saludos
ARCANGEL:
No solo la señora de Argentina, sino también el sujeto que "gobierna" a Ecuador, y el dictador venezolano y el ex presidente de Francia. Además, todos los medios colombianos están coincidiendo en diferenciar -con unas ideas que sorprenden por lo ridículas- a los terroristas de las acciones de terror, como si esas se produjeran por generación espontánea.
Un abrazo.
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