7 de noviembre de 2011

La muerte de Alfonso Cano y la moral militar

Por Jaime Restrepo Vásquez.

El liderazgo político colombiano se ha pronunciado: la moral de las tropas está en alto y la muerte de ‘Alfonso Cano’ así lo confirma.

Ciertamente los resultados de la operación Odiseo pueden despertar el entusiasmo de las tropas y se convierte en un fuerte golpe emocional para las FARC. Sin embargo, pensar que el abatimiento de ‘Alfonso Cano’ es la demostración de una alta moral en las filas de las Fuerzas Armadas, es ignorar la génesis de tal situación.

Más allá de los embelecos del gobierno ecuatoriano por el bombardeo contra el campamento de ‘Raúl Reyes’, a nadie se le ocurriría interponer una denuncia por violación a los derechos humanos durante las operaciones que permitieron dar de baja a ‘Reyes’, a ‘Jojoy’ o a ‘Martín Caballero’. En otras palabras: una acción militar contra la cúpula de las FARC está blindada, por lo pronto, contra investigaciones, testigos estrella y ONG de cualquier estirpe, pues el valor del objetivo dado de baja está por encima de las artimañas de la fauna interesada en los jugosos dividendos que otorga la defensa de los derechos humanos.

Cualquier oficial sabe que una operación que obtiene semejante resultado, estará protegida de la persecución judicial, pues ni los áulicos del terrorismo se atreverán, por el momento, a cuestionar abiertamente los detalles de la acción.

El origen de la baja moral de las Fuerzas Armadas está en la cacería de brujas que viene adelantando el poder judicial, obligando a los uniformados investigados a declararse culpables como condición indispensable para que no terminen sus días en la cárcel. De igual forma, así lo ignoren los líderes políticos, el aberrante caso del Coronel Plazas Vega es una situación que impacta la moral de los oficiales, al constatar que una operación contra el terrorismo equivale a una condena futura.

Es más: actualmente los integrantes de las Fuerzas Armadas lo piensan dos veces antes de emprender una operación en la que uno o varios guerrilleros puedan ser dados de baja, pues finalmente los terroristas terminarán siendo “inocentes campesinos” por los que tendrán que pagar con su libertad. Incluso, la arbitrariedad de las interpretaciones que dan los jueces sobre las operaciones, profundiza la persecución, la desmoralización y el estancamiento.

¡Y quién no se desmotivaría! En el caso del bombardeo al caserío de Santo Domingo, las evidencias señalan que después de la acción de los hombres de la Fuerza Aérea, el escenario fue acomodado por los terroristas para sembrar la duda. Posteriormente, con la puesta en escena, vinieron los “testigos” que incluso llevaron esquirlas de bombas aceptadas por el poder judicial colombiano, pese al peritaje internacional que indicó que dichos restos no correspondían al material utilizado durante la acción.

De igual forma, se equivocan los entusiasmados líderes de la moral tropera, cuando dirigen sus ataques contra el mensajero de la situación, Álvaro Uribe, y guardan un silencio aterrador frente a las injusticias y montajes a los que están siendo sometidos muchos soldados, suboficiales y oficiales de las Fuerzas Armadas. ¿Creen acaso que los oficiales desconocen la verdad en el caso de la masacre de San José de Apartadó? ¿Suponen que los militares ignoran las presiones a las que fue sometido el capitán Gordillo para que se declarara culpable de los hechos a cambio de 20 años menos de condena?

La moral de la tropa está postrada por cuenta de la implacable persecución, por las arbitrariedades del poder judicial y por el juicio anticipado de los medios de comunicación.

A lo anterior se suma la creciente presión del apaciguamiento, que se ha traducido en numerosas bajas militares durante el último año, todo por cuenta del concepto terrorista según el cual, hay que llegar fuertes a la mesa de negociación.

Es tal el intento de ambientar la justificación de la escalada terrorista en el marco de la “paz”, que hasta la revista The Economist señala que la muerte de ‘Alfonso Cano’ puede retrasar la salida negociada, reproduciendo rápidamente el burdo intento de la Corporación Arco Iris de lavarle la cara al terrorismo colombiano.

Según Arco Iris en sus declaraciones a The Economist, Cano había logrado construir un consenso entre los dirigentes de las FARC para buscar conversaciones de paz con el gobierno. ¿Y cómo es posible que Arco Iris supiera de ese acuerdo y no lo conociera el propio gobierno?

Una de dos: o Juan Manuel Santos traicionó al “mensajero de la paz”, alias ‘Alfonso Cano’ o Arco Iris pretende deslegitimar la operación Odiseo al ubicar al máximo cabecilla de las FARC como el luchador infatigable que estaba a punto de negociar la paz en Colombia, pues en el obituario que elaboró la ONG de León Valencia se recuerda el mensaje de agosto en el que ‘Cano’ proclamó que "el diálogo es el camino" y no se menciona el prontuario terrorista del fallecido.

Así las cosas, según la visión que muy pronto será verdad en todo el país, la muerte del número uno de las FARC significa la pérdida de la oportunidad para alcanzar la solución política y negociada al conflicto colombiano y no el abatimiento de un criminal que lideró la adaptación del terrorismo a la difícil realidad militar que les impuso Uribe durante su gobierno.

4 comentarios:

BRABONEL dijo...

Jaime, es cierto que la muerte de Alfonso Cano desvia la posibilidad de una negociacion de las leyes y es por que despues de la muerte de Cano sera muy dificil venderle la idea a sociedad Colombiana de una necesidad de negociacion politica. Tambien se tiene que tener claro que el cerco a Alfoso Cano venia desde el Gobierno Uribe y no creo que Juan Manuel Santos hubiera podido desmontar el operativo no importa lo que le hubiera prometido a los "pacifistas". Jaime, segun tengo entendido el lugar donde se encontraba Cano era fisicamente impenetrable y hasta el mismo Santos hubiera dudano de una operacion exitosa, lo mas probable fuese que Santos hubiera detenido la operacion despues de la cantidad de bajas que estaba significando la persecucion al maximo jefe de las FARC.

Atrabilioso dijo...

BRABONEL:

Viendo lo que está pasando en la Argentina, en donde están encarcelando a militares que dieron de baja a guerrilleros en combate (no hablo de aquellos que cometieron crímenes atroces), el paso que están dando es el de ubicar a 'Cano' como un mártir de la paz que fue asesinado a sangre fría por algún militar.

Ayer, en algún noticiero, veía a los compañeros de universidad de 'Cano', quienes describían al sujeto prácticamente como un héroe inmolado.

Ya hay voces que exigen una salida digna para las FARC y otras que amenazan con asesinar a los secuestrados. Como ya sabemos, el servicio doméstico del chavismo -los palurdos del monte que eran dirigidos por 'Cano'- ya no son tan útiles por cuenta de los avances políticos que tienen sus mandos en la vida civil. Entonces, poco a poco les darán la espalda y les importará poco el número de muertos, pues los verdaderos líderes están tranquilos ganando la guerra con la manipulación judicial y mediática y con perspectivas de alcanzar el poder a mediano plazo.

En cuanto al lugar, era difícil el acceso por condiciones climatológicas y por parecer un rancho campesino común y corriente. Sin embargo, no era un sitio especialmente difícil para una operación y su estructura perimetral era vulnerable al atender conceptos casi obsoletos en cuanto a tácticas de defensa de posición.

Saludos.

BRABONEL dijo...

Atrabilioso, es indudable el avance que a logrado el aparato politico del terrorismo y que hasta hace poco era impensable, durante el Gobierno Uribe quien los tenia acorralados con su discurso. Ahora se esta viendo la efectividad del aparato propagandistico que llevo al triunfo de Petro pero ante todo el discurso de Santos les esta abriendo la puerta de par en par. Las proximas eleciones seran las de no dejar caer al pais en manos de los totalitarios.

Atrabilioso dijo...

BRABONEL:

No soy tan optimista como usted. De hecho, creo que el país ya está en manos de los totalitarios, pues no veo nada distinto que una asfixiante dictadura de los jueces, ocupados en atender su aparición mediática y sus orientaciones ideológicas.

Además, el actual gobierno, con excepción del Presidente, pertenece al grupo de amigos del socialismo del siglo XXI, tienen ministros y altos consejeros que en algún momento ocuparon la Presidencia de la República, como Gaviria y Samper.

Y hay que ver lo que pasa en Bogotá: Ricardo Montenegro, señalado como destinatario de recursos enviados por Hugo Chávez a través de Monómeros, hoy es funcionario de la Alcaldía Mayor, junto a Gloria Cuartas, la histérica que pedía la liberación de 'Simón Trinidad'.

Un abrazo.