21 de diciembre de 2010

Samir frente a Javier Giraldo & Cía.

Por Fernando Vargas *

En medio del torbellino de hechos criminales que se suceden en las regiones en que hacen presencia los grupos guerrilleros y paramilitares, ciertas ONG nacionales e internacionales, como Justicia y Paz y PIB, coordinan y conforman extraños guetos llamados sugestivamente “Comunidades de paz” o “Zonas humanitarias” y “zonas de biodiversidad”, en donde no permiten la entrada de organismos de seguridad del Estado, pero en las que se ha denunciado que, en cambio, se cohonesta con las organizaciones criminales subversivas. Estos gulags, pequeños en gente pero que se extienden por territorios importantes, han sido públicamente acaudillados por el marxista sacerdote Javier Giraldo, militante de la teología de la liberación, quien se mueve entre varias ONG, todas ellas muy activas en guerra política y campañas difamatorias en contra de las FF. MM.

Connotados jefes de las FARC, entre quieres destacan alias Samir y alias Karina y muchos otros desmovilizados, han declarado en justicia y paz que esas comunidades organizadas por o con el patrocinio de estas ONG sirven de apoyo estratégico y logístico a las FARC. De manera que se hace necesario que la verdad histórica trascienda de los silenciados estrados judiciales al conocimiento de la opinión pública nacional e internacional, puesto que no sirve mantenerlo bajo una falsa “reserva” que nunca se respeta cuando se publican pruebas que desacreditan al ejercito, pero que se ocultan extrañamente cuando, como en este caso y tantos otros, señalan este tipo de militancias non sanctas entre ONG y FARC, por medio de estos gulags.

Por todo lo anterior, apoyamos y reclamamos un acto público entre los desmovilizados de las FARC, al frente de ellos Samir y Karina, con el señalado sacerdote Javier Giraldo y claro, también con los directivos de su comunidad de paz de Apartadó, para que de frente al país se diga lo que sabe cada uno y así se construya la verdad histórica de esos episodios que deben aclararse puesto que, además, involucran a organizaciones que se reputan como “defensoras de derechos humanos” y eso le hace mucho daño a esta actividad que cuando se realiza transparente e imparcialmente, merecen todo el respeto y apoyo. Colombia está lista para esta clase de actos de verdad, de memoria y ojalá de justicia, pues si las cosas se desarrollan soterradamente como lo confesaron estos desmovilizados, esto debe ser sancionado penalmente y deben dejarse escuchar los rechazos de aquellas ONG que de verdad trabajan éticamente el tema de los derechos humanos.

Aunque la verdad sea dicha, Samir y Karina, para no mencionar otros desmovilizados, han expresado judicialmente y por los medios de comunicación hechos suficientes para vincular a mucha gente de esta que gravita entre ONG, “comunidades de paz” y subversión. Karina, por su parte, declaró en justicia y paz, el nexo entre la Juco, organización juvenil del Partido Comunista Colombiano, PCC, y las FARC, lo que de entrada, tendría que determinar la cancelación de su personería jurídica, como partido legal. También declaró (Karina), que las FARC en Urabá hicieron campaña armada en favor los candidatos de la UP-PCC, así como las rumbas de la ex alcaldesa Diana Cardona, de la UP, con alias Efraín Guzmán y las reuniones de Gloria Cuartas con el comandante Samuel y el guerrillero Nicolás de las FARC y mucho más.

Con menos, con mucho menos, se abrió y se adelantó la llamada “parapolítica”, que nunca contó con los computadores de jefes de la talla de Reyes, Ríos y Jojoy. ¿Por qué será que para estos izquierdistas personajes las versiones de los desmovilizados paras sí tienen total credibilidad y fuerza probatoria exigiendo inmediatas medidas jurídicas, pero cuando los desmovilizados guerrilleros los señalan a ellos, entonces les desconocen todo valor y escandalizan señalándolos de ser testimonios comprados y presionados por los militares? Entiendo su estrategia, la que no entiendo es la de los organismos de justicia, a menos que estemos frente a una repugnante denegación de justicia, que involucre a sus operadores por omisión.

Que se diga toda la verdad de frente a los colombianos. Que no se tapen más estas declaraciones. Que no amenacen estas ONG con sacarlos del proceso de Justicia y Paz a los que, como Samir y Karina, declaran diciendo estas cosas que tanto les molestan y que tanto los incriminan. ¿O será que se sienten con tanto poder como para manejar a su antojo a esos funcionarios judiciales? Que su defensa no se limite a decir, como hasta ahora, que todo es una persecución de la derecha en su contra y que todo es orquestado por el injustamente detenido general del Río y el periodista Fernando Londoño ¿Será que con tantas pruebas no les abren procesos penales, pero en cambio sí se desquitarán con los desmovilizados que en colaboración con la justicia y en cumplimiento de la ley dicen la verdad?

Veremos hasta dónde llega la desfachatez de unos y la infiltración de otros.


*Abogado y presidente del Comité Nacional de Víctimas de la guerrilla – Vida, Bogotá

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