16 de agosto de 2010

Chávez y Santos en frío

Por Jaime Restrepo.

La presencia de Hugo Chávez en Colombia fue un insulto a las familias de las decenas de connacionales asesinados por fuerzas chavistas durante el último año. También fue una señal de desprecio por los colombianos y también por los presos políticos que están pudriéndose en las mazmorras de la dictadura, acusados de delitos que son fruto de los delirios de persecución del cobarde que rige los destinos de Venezuela.

Lo anterior se conjuga en el amargo sentimiento, en la rabia que a muchos nos inundó al ver a Chávez en medio de los inmerecidos honores militares que le rindieron el martes pasado. Pero todo esto es un tema emocional —dolor, rabia, afrenta— que puede nublar el entendimiento sobre lo que ocurrió en Santa Marta.

A su llegada al puerto colombiano, Chávez lució incómodo. Luego, ya en la Quinta de San Pedro Alejandrino, el dictador venezolano estiraba el cuello y echaba su cabeza hacia atrás, tratando de componer su postura que evidenciaba la desventaja que adivinaba en la situación que estaba viviendo.

El resultado de la reunión demuestra que los presagios de Chávez eran acertados. De un lado, las alocuciones de los mandatarios, una vez finalizada la reunión, tienen elementos que no se pueden pasar por alto. De otro, los compromisos adquiridos por el régimen venezolano son, en muchos aspectos, prácticamente inalcanzables en el corto plazo.

Chávez: ¿Esclavo de lo que dice?

Después de un año de fuertes recriminaciones por el tránsito y estacionamiento de tropas norteamericanas en territorio colombiano, el coronel paracaidista tuvo que retroceder por completo y admitir que “Colombia es un país soberano para establecer convenios económicos, sociales, militares con cualquier país del mundo”.

Nada ha cambiado en el acuerdo militar suscrito entre Colombia y Estados Unidos para justificar el viraje de 180 grados del dictador, quien gastó infructuosamente tiempo y dinero en viajes y reuniones de Unasur, para terminar reconociendo la soberanía de Colombia. Es decir, Chávez hizo un papelón de un año y arrastró a varios de sus aliados como Lula, Castro, Cristina, Correa y Evo; al ridículo de mostrarse incapaces de entender lo que significa la soberanía de un país únicamente por secundar las pataletas del cómplice.

Siguiendo con las alocuciones, Chávez cayó redondo en uno de los temas más sensibles de la reunión: el de la presencia de las FARC en territorio venezolano. El dictador guardó inusual silencio frente a las palabras de Santos: “El Presidente Chávez ha dicho de todas las formas —lo dijo en Aló Presidente el domingo pasado y me lo reiteró hoy—, él no va a permitir la presencia de grupos al margen de la ley en su territorio.”

Con una mínima dosis de atención, un Canciller bien dispuesto, o el propio sindicado, hubiesen saltado presurosos para corregir la anterior declaración, pues básicamente la afirmación de Santos implica una admisión de que en el pasado, Chávez permitió la presencia del terrorismo en Venezuela. Puede ser un detalle insignificante, pero lo cierto es que Santos habló en futuro sobre la intención del régimen bolivariano de no permitir el asentamiento de campamentos terroristas en su suelo.

Más allá de las frases altisonantes, y del recurrido uso de términos como infamia y demás, ni Chávez ni sus esbirros han podido concentrarse en lo fundamental: la verificación internacional, solicitud sensata del anterior gobierno, de la presencia de campamentos de las FARC y del ELN en territorio venezolano. Por tal razón, seguramente Chávez se comprometió a futuro y pidió un borrón del pasado reciente… Y Santos se lo concedió.

Compromisos cuesta arriba

No es casual que el primer punto de la Declaración de Principios se refiera a las deudas que tiene Venezuela con empresarios colombianos. Es que los “antojos” y dádivas del dictador a sus compinches, además de la persecución inclemente a todo aquel que intente producir algo en Venezuela, tienen prácticamente hipotecada la petrochequera chavista: ya se han visto las peregrinaciones de españoles y brasileños a Venezuela, para pedirle al dictador el “milagrito” de que pague lo que debe y permita que los importadores venezolanos tengan los dólares para cancelar sus obligaciones.

La mora de Venezuela con Colombia ya supera los 24 meses, y ahora, en el ambiente de “camaradería”, Chávez tendría que demostrar su “buena voluntad”, agilizando los pagos y ordenándole a CADIVI que se ponga al día. El asunto es que el panorama económico venezolano es complejo y por más órdenes mediáticas que imparta el dictador, el compromiso de pagar dependerá de los resultados de la emisión de deuda pública anunciada hace algunos días.

Otro compromiso, el segundo en importancia para Santos, es el de una suerte de TLC con Venezuela. Seguramente la comisión podrá avanzar en algunos términos de este punto, pero la realidad es que un acuerdo de amplio alcance en materia de comercio exterior, dejaría a Venezuela con una balanza aún más deficitaria. Además, políticamente, si bien es cierto que Chávez pasaría temporalmente el chubasco de la crisis de seguridad alimentaria que enfrentan los venezolanos, también resulta evidente que se incrementaría la dependencia de Venezuela con respecto a Colombia.

Muchos sienten que la visita de Chávez es una afrenta a Uribe y que Santos traicionó a sus votantes. Craso error. La única diferencia radical entre el ex presidente Uribe y Juan Manuel Santos es la de las prioridades: para el nuevo mandatario, el pragmatismo mercantil es la brújula que orienta su gestión y si debe pasar por encima de consideraciones emotivas o poco cuantificables, como la dignidad, lo hará sin miramientos… a él le interesa que Colombia produzca y sea próspera y, desde su perspectiva, sentimentalismos como la dignidad y el dolor por los muertos, son lastres que hay que arrojar del tren que impulsan las locomotoras anunciadas en su programa de gobierno.

Aquí no hay sorpresas: con tal de cumplir sus metas, Santos hará lo que crea necesario y pondrá el pragmatismo por encima de cualquier consideración que no sea cuantificable en las estadísticas y mediciones económicas.

10 comentarios:

Agente P dijo...

El régimen de Cuba sobrevivió; primero, gracias a los subsidios de la Unión Soviética, luego, gracias a las inversiones españolas (que permitieron a los turistas españoles reírse de los balseros que intentaban escapar de Fidel) y ahora, gracias a Venezuela.

La espectacularmente mala gestión de la economía de Venezuela se apresta a su vez a recibir nuevamente nuestra ayuda. Nada como prestarle a alguien que no puede (o no quiere) pagar. Eso no tiene nada de pragmatismo, al contrario, tiene mucho de idealismo quijotesco.

Aunque suene extraño, hay negocios que despegaron en Colombia, gracias a la inseguridad legal y de todo tipo que hay en Venezuela. A pesar de tener más población, nosotros éramos la última opción.

Anónimo dijo...

BRABONEL.

Existe una aparente contradicción en querer darle más impulso a las locomotoras de desarrollo con algo de ayuda de un mercado quebrado como es el venezolano. En todo caso el Gobierno Santos debe poner mucha atención al acercamiento Venezuela-China que puede jugar en contra de la idea de sacar provecho de una posible estabilización de la economía Venezolana.
China le adelanta sumas astronómicas al Gobierno Venezolano a cambio de materias primas a buen precio, hasta ahí el negocio no parece malo para Venezuela pero a medida que Chávez quiera permanecer más tiempo en el poder la dependencia China será mayor. Puede llegar un momento en que los mismos chinos sacaran el petróleo que necesiten y llevárselo creando toda la infraestructura necesaria. El intercambio China-Venezuela puede llegar a ser el que experimentaba el país patriota con Estados Unidos cuando era manejado por ADECOS y COPEYANOS en tiempos de bonanza. Tampoco se debe pasar por alto que Venezuela puede terminar convertida en un centro de distribución de productos Chinos para América Latina, desde allá se puede terminar cierta parte de la cadena de ensamblaje.

Es poco realista pensar que Venezuela puede convertirse en una pieza que ayude el impulso de las locomotoras productivas que Colombia necesita echar a andar.

Atrabilioso dijo...

AGENTE P:

En lo fundamental, coincido con usted. Sin embargo lo invito a que vea el asunto comercial, no desde la perspectiva de grandes negocios que se estrellan contra la muralla de CADIVI, sino el de aquel pequeño comercio que depende exclusivamente de que se permita el paso en la frontera. Algunos calculan que ese micro-comercio alcanzó a generar 50 mil empleos y la aspiración del gobierno Santos es reactivar unos 10 mil.

Evidentemente Venezuela puede no contribuir decididamente con el "diesel de las locomotoras", pero el problema social que se estaba presentando en la frontera fue percibido como grave por Santos.

Ahora bien: ya se están haciendo anuncios sobre la reactivación del gran comercio, específicamente de vehículos, lo que se supone reactivará el empleo en ese sector de la economía.

Solo creo que Colombia como tal, no va a ayudar a Venezuela, más allá de algunas exportaciones de alimentos que rápidamente se detendrán por falta de pago.

Un abrazo.

Atrabilioso dijo...

BRABONEL:

Básicamente creo que el acercamiento puede beneficiar a un sector de microcomerciantes de la frontera, que solo dependen de que la Guardia Nacional los deje en paz.

Coincido con usted: Venezuela no va a contribuir al impulso de las locomotoras de Santos.

En cuanto a lo de China, el asunto se parece más a una hipoteca que Chávez ha firmado para entregarle el control estratégico de Venezuela a los chinos... es que, desde mi perspectiva, si ya lo hizo entregándole el control político y social a los cubanos, no es un disparate que quiera entregar otra porción del Estado a otro país.

Lo mejor que podría hacer Colombia es no contar con Venezuela y mirar para otros lados, proteger la frontera y emprender rápidamente la aplicación de planes socio-económicos que eliminen, o por lo menos reduzcan a su mínima expresión, la dependencia de miles de colombianos de la pequeña economía del "líchigo" en la frontera.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Si el Gobierno Santos quiere firmar un TLC con Venezuela se debe crear una cláusula que especifique que por lo menos el 60% de las partes de los productos exportados deben llevar sello nacional, no valla a ser que vía Venezuela los chinos nos invadan con mercancía barata y de mala calidad, algo parecido a lo que firmo Colombia con Panamá. Se imaginan que lleguen carros motos electrodomésticos y etcétera de China a Venezuela para solo ponerles la etiqueta made in Venezuela.

Atrabilioso dijo...

ANÓNIMO:

Cierto. Indiscutible lo que usted afirma.

Un abrazo.

Agente P dijo...

Gracias, Atrabilioso.

Cambiando de frente: Una noticia no tan de última hora: Piedad Córdoba dice en Twitter que la Constitución Política le da derecho a hacer lo que se le pegue en gana, incluso a "gestionar la paz", sin permiso del gobierno.

Atrabilioso dijo...

AGENTE P:

Por lo que encontré, enfocado como lo han querido hacer, en el tema humanitario y en la búsqueda de la paz, ella tiene razón:

Art 22 La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.

Art 95 2 Obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas.

Art 95 7 Propender al logro y mantenimiento de la paz.

Son las consecuencias de tener una Constitución como la del 91, de cuyos fabricantes podemos destacar al actual Vicepresidente y al Ministro de Minas y Energía.

Buen tema de debate constitucional.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Agente P,

preferible seria que se le 'preste' a los colombianos, quienes ademas de ciudadanos contribuyen con impuestos a ese dinero y a la economia nacional. Asi pues, si no pueden pagar queda en casa el asunto.

Yo, como colombianA, con ese prestamo construiria buenas carreteras, nuevas poblaciones para aquellos que estan aglomerados en las ciudades, con escuelas, hospitales, bibliotecas eficientes, y zonas de diversion sanas. Y buscaria ocupar a los ingenieros verdaderos en prioridades como las constantes desbordes.

La economia no la ponen a funcionar porque no quieren, o quizas porque tienen adiccion a la pelea. Es la identidad del siglo 21, o mas bien la que quieren imponer los desgraciados.

Anónimo dijo...

Brabonel,

insisto en que el punto clave, global, en cuanto a la economia que a ti tanto te gusta discutir, es precisamente la aclaracion sobre la economia. Para la mayoria participante. Si se quiere ver como un referendum, pues que asi sea. La aclaracion quitaria el misterio con que se engalana algo tan esencial para el diario vivir. Claro esta que el misterio parece tener su componente de soporte politico, y todo lo demas que no se sabe y que contribuye al desorden y libertinaje (diferente de libertad y orden).

Lo que mencionas sobre China es un punto que demuestra la necesidad de aclarar la economia y sus componentes necesarios. Asi se destruye todo otro esfuerzo de regeneracion y viabilidad de paises independientes o la misma sociedad global. Y terminaran los magnates no chinos teniendo que hacerse cirugia para alargarse los ojos para hacerse valer. Ninguna intencion de ofensa en lo ultimo!