12 de abril de 2010

Caguán versión 2010

La cuenta regresiva para las elecciones del 30 de mayo, con el escaso tiempo que han tenido la mayoría de candidatos, ha llevado a los estrategas de las campañas a concentrarse en escándalos y en cuestionamientos contra sus adversarios.

En ese escenario, el tema recurrente han sido las FARC y sobre todo, la zona de despeje de San Vicente del Caguán. Aunque se esperaba una campaña huérfana de propuestas, la realidad ha demostrado que las expectativas eran muy optimistas. La mayoría de candidatos han sido señalados como auspiciadores, patrocinadores o colaboradores de las FARC. El único que no ha sido manchado, por lo pronto, es Germán Vargas Lleras.

Sin embargo, no bastaba con denunciar la presunta afinidad. Había que recurrir a los ingratos recuerdos de la zona de distensión, para profundizar los señalamientos: que Juan Manuel Santos fue el ideólogo de los fallidos diálogos con las FARC; que yo, Rafael Pardo, nunca fui por allá. Que Noemí si estuvo pero les dijo terroristas, que Petro, que Mockus… En fin: las denuncias de las visitas y actitudes frente a lo ocurrido en San Vicente del Caguán han permitido una reflexión sobre la satanización de las intenciones que tuvieron algunos con el establecimiento de una zona para el diálogo con la guerrilla.

Comencemos por decir que muchos, me incluyo, en una muestra de candorosa ignorancia, y de enorme terror por la amenaza latente, pensábamos que el camino para terminar con la guerra, era sentarse a dialogar con las FARC. ¡Por eso votamos por Pastrana! Esta esperanza tenía un elemento transversal: el grupo terrorista tenía cierto grado de credibilidad, es decir, los ciudadanos pensábamos que con las FARC se podía llegar a algún acuerdo que permitiera reducir la intensidad de sus acciones, especialmente en lo relacionado con el secuestro.

En este sentido, reconocerle esa credibilidad a las FARC era, por decir lo menos, el clamor de buena parte de la sociedad colombiana. Entonces, exigirle a un político tradicional como Juan Manuel Santos, precandidato liberal a la presidencia en ese entonces, que no se sintonizara con el anhelo mayoritario, resulta, 12 años después, un contrasentido.

Es de Perogrullo: conocemos los catastróficos resultados de otorgarles credibilidad a las FARC y de permitirles que enreden al país en sus trampas dialoguistas.  Esa lección fue aprendida por muchos, gracias a la catástrofe de la zona de despeje. Pero eso lo sabemos ahora, 9 años después de aquel despertar, cuando muchos colombianos, la mayoría a juzgar por las encuestas, nos dimos cuenta de la torpe ceguera que nos impedía ver la monstruosidad manipuladora de las FARC y de sus secuaces.

Así las cosas, centrar la competencia en señalar quién fue o quién dejó de ir al Caguán hace una década, es una anécdota. Lo importante, lo que verdaderamente debe salir a la luz, es la nostalgia que sienten algunos candidatos por la zona de despeje, por la negociación entreguista y por la claudicación del Estado a favor de los intereses terroristas.

Aquí lo fundamental no es el pasado sino el presente, es decir, la posición asumida después de la nefasta experiencia de la zona de distensión. Y en ese presente escuchamos a Rafael Pardo poniendo como condición, para un eventual proceso de diálogo, que el grupo terrorista devuelva a los secuestrados. A cuáles secuestrados se refiere: ¿A los militares y policías en cautiverio o a todos los secuestrados en general?

La posición apaciguadora de Pardo Rueda es inexcusable: está anunciando que de ser elegido, les otorgaría a las FARC el triunfo, pues los secuestrados serían canjeados, no por guerrilleros presos, sino por un diálogo claudicante… ¡Nada menos! El candidato liberal anuncia que premiará los crímenes de las FARC, si devuelven a los secuestrados, con la negociación de las leyes.

Con algunos matices, por el mismo camino transita Antanas Mockus, cuya posición vacilante, pidiendo demostraciones que convenzan a la sociedad, se convierte en un tiquete para las FARC con el que asumirán la apariencia temporal de un cambio y después, ya en la negociación, entrarán oxigenados a imponer sus condiciones.  Muchos dicen que Mockus no tiene un plan para enfrentar al terrorismo, pero lo que parece evidente es que con él se corre el riesgo de abrirle las puertas a la perversa negociación de las leyes con el terrorismo y sus amigos nacionales e internacionales.


Pero también hay que profundizar en el otro anhelo de las FARC: que Colombia sea una colonia del castro-chavismo. En ese punto Sergio Fajardo, la ahora importantísima fórmula de Mockus, genera más inquietudes que certezas. Eso de tener la posibilidad de dialogar con Chávez porque “nunca ha hablado mal de él”, demuestra el talante del aspirante a la vicepresidencia. Ningún demócrata puede guardar silencio frente a los abusos totalitarios del dictador venezolano. Todo aquel que aprecie las libertades, el verdadero progreso, el bienestar y la prosperidad ha tenido que manifestarse en contra del golpista que rige el miserable destino de la pequeña Venecia. Total: si Fajardo pretende vanagloriarse de su silencio, su actitud provoca una profunda vergüenza.

En cuanto a Noemí, quien se quiere mostrar como una caricatura deforme de Álvaro Uribe, no ofrece ninguna credibilidad en cuanto a sus posiciones postizas y oportunistas: solo pretende venderse como una copia borrosa de Uribe para mantener su caudal electoral, pero si llegara a la presidencia, la transformación podría ser total y de golpe volvería a participar en el diálogo entreguista, como ya lo ha hecho en varias ocasiones.

Las sospechas no son infundadas: tener a Juan Gabriel Uribe y a Andrés Pastrana como adalides de su campaña, puede ser la muestra patética de las intenciones apaciguadoras y entreguistas de la candidata conservadora.

Ciertamente el pasado no perdona, pero el presente tendrá que ser determinante a la hora de depositar el voto.  En ese presente, solo dos candidatos garantizan la continuidad de la seguridad democrática y a su vez, solo uno ha mantenido coherencia en lo político y en lo ideológico: Germán Vargas Lleras. Lástima que a Vargas Lleras le estén cobrando una deslealtad inexistente.

Esto no fue en el Caguán... César Gaviria con 'Tirofijo', Alfonso López Michelsen, Jacobo Arenas, Noemí Sanín y Pedro Gómez. FOTO CORTESÍA de Iván Lorduy.

AL CIERRE: Lamentable la enfermedad de Mockus y también lamentable que supiera de su dolencia hace más de un año y sin embargo, hubiera guardado silencio para lanzarse como candidato y solo anunciara el padecimiento cuando las encuestas muestran que puede ser Presidente. Eso no es honrado.

Por Jaime Restrepo.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero si fuera Juan Manuel Santos el de la enfermedad, eso no importaría. ¿O nó señor Restrepo?

Anónimo dijo...

¿Por qué tendría un político que apresurarse a divulgar cada acontecimiento de esa índole? En Colombia no es la norma, aunque por vía del chisme mucha gente sepa de infidelidades, alcoholismos, violencia intrafamiliar, etc. en sus grandes próceres. Pero es regla no echar en cara ni quebrantos de salud ni vicios privados. La divulgación del padecimiento es consecuencia inequívoca de la presión de opinadores no afectos al candidato, como el columnista samperista Ramiro Bejarano y el periodista Darío Arizmendi.
Por supuesto la situación roza cuestiones éticas pero no es medida de honradez.
Lo contrario de honrado es por ejemplo que alguien que padece una enfermedad (adicción a la cocaína) sea el encargado por el gobierno para lanzar piedras a otros con su misma enfermedad como si fuera un delito, no como quien da testimonio de los estragos de una enfermedad reconocida, sino como sepulcro blanqueado respondiendo a un encargo de propaganda.
Menos honrado aun es poner de requisito a todo demócrata cuestionar los atropellos de los gobiernos de otra parte mientras se callan los del local. Les queda muy mal a los izquierdistas de marras que denunciaron por años estatutos de seguridad y antiterroristas, faltas al hábeas corpus, desapariciones, torturas, paramilitarismos, amenazas y demás; ser hoy tan silenciosos con el tirano del país de al lado. Pero les queda mentirosísimo a los que no denunciaron ninguna de las anteriores fingir que tanto les interesan las libertades democráticas de los venezolanos (y solo desde Chávez). Evoca esa actitud, ni más faltaba, a un presidente cuyo último refugio argumentativo ha sido decir que todas esas cosas las hacían antes y que él es el primero en afrontarlas (cuando lleva más de 30 años de político con cargos públicos sin abrir la trompa acerca de esas cosas que ahora reconoce saber de antes).

jcastros dijo...

de acuerdo en que no hay razón para divulgarlo espontáneamente, pero tampoco para MENTIR y menos cuando se quiere dar la imagen de ser un faro moral; recuerdo muy bien que después del debate en rcn un periodista le pregunto a Mockus por la tembladera y este respondió que era por que estaba nervioso, que los médicos le dijeron que estaba perfectamente de salud

jcastros dijo...

Las inconsistencias de Mockus: http://www.facebook.com/group.php?gid=112795942081944&ref=ts

Atrabilioso dijo...

ANÓNIMO DE LAS 8:42 A.M.:

La enfermedad específica de Mockus no importa. Lo reprochable es que alguien que se precia de honrado y ético haya ocultado la información hasta que la situación, y no la convicción, lo llevaron a darla a conocer.

Atrabilioso dijo...

ANÓNIMO DE LAS 9:57 A.M.:

Voy a responder cada punto de su comentario:

Por qué tendría un político que apresurarse a divulgar cada acontecimiento de esa índole? En Colombia no es la norma, aunque por vía del chisme mucha gente sepa de infidelidades, alcoholismos, violencia intrafamiliar, etc. en sus grandes próceres.

RTA: Si un político se vende como ejemplo de transparencia y rectitud, y sabe de tiempo atrás que tiene un problema de salud, pues lo honrado es informar desde el principio sobre su enfermedad.
Ciertamente no es la norma, ni está contemplado en ningún código, pero justamente la honradez implica que sin importar las normas, el sujeto proceda con transparencia, lo que no hizo Antanas Mockus.

La divulgación del padecimiento es consecuencia inequívoca de la presión de opinadores no afectos al candidato, como el columnista samperista Ramiro Bejarano y el periodista Darío Arizmendi.

RTA: Gravísimo lo que usted está diciendo: no divulgó la situación por convicción sino por presión… eso habla muy mal de la honestidad del candidato.

SIGUE...

Atrabilioso dijo...

Por supuesto la situación roza cuestiones éticas pero no es medida de honradez.

RTA: La honradez tiene que ver con la rectitud de ánimo y la integridad en el obrar. No es recto ni demuestra integridad el esconder una situación, que desde la perspectiva del propio Mockus era grave (de otra forma, ¿para qué anunciarlo?) y solo darla a conocer, según usted por presiones, cuando va subiendo en las encuestas. Entonces si es medida de honradez, y claro, también genera dudas sobre la ética.

Lo contrario de honrado es por ejemplo que alguien que padece una enfermedad (adicción a la cocaína) sea el encargado por el gobierno para lanzar piedras a otros con su misma enfermedad como si fuera un delito, no como quien da testimonio de los estragos de una enfermedad reconocida, sino como sepulcro blanqueado respondiendo a un encargo de propaganda.

RTA: Lenguaje sinuoso el de su ejemplo. Pero se intuye que está tratando de comparar el padecimiento y actuación de Mockus con la de otro individuo: fatal error. Mockus es percibido como el adalid de la nueva política que no incurre en los vicios del pasado… sin embargo, los hechos demuestran que esa imagen es falsa.

Atrabilioso dijo...

CONTINÚA...
Menos honrado aun es poner de requisito a todo demócrata cuestionar los atropellos de los gobiernos de otra parte mientras se callan los del local. Les queda muy mal a los izquierdistas de marras que denunciaron por años estatutos de seguridad y antiterroristas, faltas al hábeas corpus, desapariciones, torturas, paramilitarismos, amenazas y demás; ser hoy tan silenciosos con el tirano del país de al lado. Pero les queda mentirosísimo a los que no denunciaron ninguna de las anteriores fingir que tanto les interesan las libertades democráticas de los venezolanos (y solo desde Chávez).

RTA: A usted le parecerá una falta de honradez exigirle a todo demócrata una posición de abierto desacuerdo con las tropelías de Chávez. Por ese camino han transitado Lula, Evo Morales, Daniel Ortega y otros, quienes también han pensado que es una falta de honradez el manifestarse contrarios a las tropelías del dictador de Venezuela. Pero lo cierto es que un demócrata no puede estar de acuerdo, ni mucho menos guardar silencio, frente a semejantes abusos que también están tocando a sus conciudadanos, máxime si de lo que se trata es de representarlos como Presidente o Vicepresidente.
Es curioso que Sergio Fajardo, el personaje que se precia de su reprochable silencio frente a Chávez, también ha querido permanecer callado frente a lo local. Eso, como usted afirma, le queda mentirosísimo, máxime si se tiene en cuenta el pacto de “donbernabilidad” que hizo en la alcaldía de Medellín y sus coqueteos con el Secretariado de las FARC, llevando a un miembro del terrorismo a la Junta Directiva de EPM.

Atrabilioso dijo...

ÚLTIMA PARTE


Evoca esa actitud, ni más faltaba, a un presidente cuyo último refugio argumentativo ha sido decir que todas esas cosas las hacían antes y que él es el primero en afrontarlas (cuando lleva más de 30 años de político con cargos públicos sin abrir la trompa acerca de esas cosas que ahora reconoce saber de antes).

RTA: Bueno… Mockus lleva casi 20 años en la política, incluyendo el nombramiento que le hizo César Gaviria como rector de la Nacional, y parece que tampoco “abrió la trompa” acerca de aquellas cosas que sabía desde antes, como lo reconoció en una entrevista que concedió para Atrabilioso hace cuatro años.

Sin embargo, reconocer que todo viene de antes es algo que demuestran los hechos, y su reclamo frente a los silencios, debería ser comprobable para sostener que Uribe calló durante más de 30 años. Esa afirmación no se la cree ni usted.

Además, resulta implícito un vacío conceptual sobre las jerarquías del poder político y la capacidad de influencia en el ámbito nacional.

Ahora bien: en aras de la discusión, admitamos por un momento que ese último comentario es completamente cierto. ¿Por qué su afán de comparar a Mockus con un político tradicional? Es que usted trata de justificar a la dupla verde acusando a otros de padecer el mismo mal y eso resulta gravísimo si se tiene en cuenta que los verdes se han vendido como la renovación total y absoluta de las costumbres políticas.

Justificarlos con lo que han hecho otros, equivale a afirmar que la transparencia y honradez son fachadas mentirosas, pues finalmente no hay diferencia entre unos y otros.

Saludes.

Atrabilioso dijo...

JCASTROS:

El asunto es complejo. Cuando Mockus decidió darlo a conocer, por los motivos que sea, demuestra que desde su perspectiva el asunto es delicado.

Entonces, si la venta es de transparencia y honradez, el anuncio tardío, y la mentira que usted nos recuerda, demuestra que Mockus transita por los mismos caminos que tanto molestan a sus electores "independientes" o esnobistas.

Un saludo.

betty dijo...

Yo no le daria mi voto a Mockus! Creo que con el y Fajardo habria un retroceso en lo ganado con la guerrilla!

No se si me equivoco, pero me parece estar viendo un nuevo ataque desde todos los frentes hacia el presidente! Estan desempolvando la yidis, las chuzadas etc! Cada vez el ataque de los magistrados es mas abierto, cinico y acusador hacia Uribe!
Da miedo ver a estos magistrados acusando, señalando, afirmando y atacando sin que sea la fiscalia la que diga la ultima palabra.

Yo veo un cerco muy fuerte contra Uribe y un apoyo muy evidente hacia Mockus! Me asustan estas elecciones y hasta fraude podria haber!

ESTARE EXAGERENDO?

Atrabilioso dijo...

BETTY:

No está equivocada en nada: hay una arremetida feroz contra el Presidente, tendiente a debilitar su posición como líder de opinión, sobre todo después del 7 de agosto. Y los mismos que arremeten, están congregándose en torno a Mockus.

Lo grave para el ex alcalde es que tendrá que negociar apoyos si quiere llegar a la Presidencia, y esos apoyos exigen apaciguamiento frente a las FARC y frente a Chávez.

Un abrazo y muchas gracias.

Anónimo dijo...

Atrabilioso, maliciosamente distorsiona usted el sentido de lo que dije. No equiparé conductas, cuestioné su calificación de no honradez y puse ejemplos de lo que no es honradez. Además no parto del supuesto de la novedad, luego no me pesa trivializarlo.
Por si no lo ha notado, hay consenso en que las características de la enfermedad no son tan graves como usted las pinta y es de la competencia íntima del candidato revelarla o no, el momento para hacerlo y las razones, eso no tiene nada que ver con mentir. Caso diferente (no semejante) es el del vicepresidente de la república, reconocido cocainómano, quien va por el mundo culpando a los adictos de financiar el terrorismo en Colombia sin asomo alguno de contrición y vergüenza por juzgar en otros su propia conducta.
Tan enamorado quedó con su tergiversación que asoció mi alusión a la falacia de Uribe acerca de que sus porquerías ya las habían cometido otros con lo expuesto en el primer párrafo. No tengo por qué repetirlo, no creo en la sinceridad de esos izquierdistas que no condenan las patanadas de Chávez ni en la de los que decidieron descubrir que los poderosos son corruptos y represores y bandidos pero al otro lado de la frontera. Pedro León Zapata, intelectual y artista venezolano de izquierda y conspicuo antichavista lo retrató en una caricatura hace décadas. La señora de clase y collar caro, comenta: "cómo me caen de mal los sindicalistas y cómo me cae de bien Lech Walesa".

Atrabilioso dijo...

ANÓNIMO DE LAS 6:05 P.M.:

La respuesta detallada a todo su comentario está ahí, a la vista de cualquier lector, para que determinen si tergiversé sus afirmaciones o usted es de aquellos defensores que terminan condenando, sin maliciosa intención, a sus clientes.

Para concluir, repito el asunto de la "gravedad" que supuestamente le atribuyo a la enfermedad de Mockus: La honradez tiene que ver con la rectitud de ánimo y la integridad en el obrar. No es recto ni demuestra integridad el esconder una situación, que desde la perspectiva del propio Mockus era grave (de otra forma, ¿para qué anunciarlo?) y solo darla a conocer, según usted por presiones, cuando va subiendo en las encuestas. Entonces si es medida de honradez, y claro, también genera dudas sobre la ética.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Deshonesto de parte de Mockus salir a decir que estaba enfermo cuando estaba a punto de pasar a segunda vuelta. Todo parece indicar que Mockus temía que la verdad no tardara en salir. La corte como demás aliados atacan porque saben que Uribe les va a sacar los trapitos al sol una vez deje de ser presidente y escapan para adelante. Juan Manuel Santos, candidato Uribista, debe pedir garantías en las supuestas investigaciones al DAS, eso de estar diciendo que apoya a la fiscalía lo deja como un idiota útil además de lejos de Uribe por falta de solidaridad.

Atrabilioso dijo...

ANÓNIMO DE LAS 6:54 P.M.:

Comparto su interpretación relacionada con la actuación de Mockus.

En cuanto a los escándalos de las chuzadas, me preocupan enormemente, como lo expondré el jueves próximo.

Un abrazo y gracias.