"Políticos latinoamericanos que aceptan una base militar norteamericana en cualquier país de Latinoamérica son traidores de su país, traidores de su patria".
Con esta frase, Evo Morales condenó a Álvaro Uribe por traición a la patria. El delito, según Morales, es aceptar una base militar de los Estados Unidos en territorio colombiano.
Morales, seguramente por lo ocupado que lo tienen los problemas en Honduras, está desinformado: son tres y no una base militar, es decir, Uribe Vélez es un triple traidor desde la perspectiva del mestizo disfrazado de indígena que hoy rige los destinos del "Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario", lo que sea que eso signifique.
De paso, la condena incluye a todos los políticos colombianos que ven con buenos ojos la presencia militar norteamericana en territorio colombiano y convierte en adalides de la democracia y de la “libertad” a los que se oponen a las bases.
Sin embargo, es claro que la traición, según Morales, se da porque son bases norteamericanas, es decir, del imperio yanqui y en cambio, tendría que recibir una ovación patriotera si se tratara de bases digamos del pseudoimperialismo petrobolivariano.
Es que Evo Morales ha permitido el tránsito y estacionamiento de tropas venezolanas en territorio boliviano, aeronaves de la boliburguesía militar han sobrevolado a su antojo la “soberana” república boliviana e incluso varios han terminado como mártires en accidentes aéreos de esas aeronaves militares venezolanas.
Pero, según Morales, eso es de aplaudir. Asentar tropas venezolanas es algo patriótico, pues permite la expansión del proyecto totalitario del socialismo del siglo XXI mediante la intimidación de las armas.
¡Ah! Pero cuidado… si se trata de los gringos, ahí la cosa es a otro precio: la arenga que vociferó Morales lo mostraba iracundo, casi adolorido por la “traición” de los colombianos al proyecto totalitario. Es que esas bases, estratégicamente ubicadas, les pueden afectar el negocio del narcotráfico, que es otra fuente de ingresos para el expansionismo mafioso que lidera Chávez y que siguen sumisos sus cachorros Morales, Ortega y Correa.
Con esas bases, el dulce se les pone a mordiscos en varios frentes: Morales no podrá poner en el mercado los excedentes de coca que su país produce. De paso, Chávez no la tendrá tan fácil para seguir coordinando las rutas que él permite en Venezuela.
Pero hay un factor geopolítico de enorme importancia en la decisión del gobierno Uribe de permitir las bases norteamericanas: Chávez tendrá que pensarlo dos veces antes de jugar al soldadito de plomo, su gran anhelo, porque sus odiados gringos podrían responder un ataque al ser agredido el territorio en el que están asentados. Además, esas bases recibirán información vital en diferentes tipos de operación, gracias a la cercanía con las fuentes tecnológicas como los radares de Marandúa y Chiribiquete.
Los narcosocios de Chávez deben estar pensando las dificultades que tendrán con esos aviones plataforma sobrevolando en cercanías de la frontera con Colombia. Esos narcos que estructuraron sus cocinas en Colombia para radicarse en Venezuela y controlar lo grueso del negocio que es la distribución, la van a tener más difícil.
Puede que los precios de las comisiones a los militares venezolanos bajen, pues al fin de cuentas lo difícil va a ser el movimiento en territorio colombiano y en el Caribe, y los narcos ya saben que dentro de poco no les será suficiente la protección de los aviones militares venezolanos para que los alijos culminen con éxito.
También aquellos que reciben armamento ruso proveniente del vecino país se van a ver a gatas para culminar sus misiones, pues esos aviones militares venezolanos que disfrazan de civiles, no podrán violar la soberanía colombiana como lo hacen actualmente.
Además de las tres bases norteamericanas, que golpean la primera parte del negocio desde el occidente de Venezuela, los aviones y lanchas rápidas tienen actualmente serios inconvenientes para atravesar el cerco de la Cuarta Flota en el Caribe.
La antiquísima estrategia militar de la tenaza se ha materializado y eso tiene enardecidas a las marionetas chavistas que se valen de la tradicional indignación antiimperialista para cuestionar y condenar a los que no siguen las doctrinas que le convienen al proyecto expansionista venezolano: furia por los gringos y aplausos por la boliburguesía... !Qué vaina!
Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.
Con esta frase, Evo Morales condenó a Álvaro Uribe por traición a la patria. El delito, según Morales, es aceptar una base militar de los Estados Unidos en territorio colombiano.
Morales, seguramente por lo ocupado que lo tienen los problemas en Honduras, está desinformado: son tres y no una base militar, es decir, Uribe Vélez es un triple traidor desde la perspectiva del mestizo disfrazado de indígena que hoy rige los destinos del "Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario", lo que sea que eso signifique.
De paso, la condena incluye a todos los políticos colombianos que ven con buenos ojos la presencia militar norteamericana en territorio colombiano y convierte en adalides de la democracia y de la “libertad” a los que se oponen a las bases.
Sin embargo, es claro que la traición, según Morales, se da porque son bases norteamericanas, es decir, del imperio yanqui y en cambio, tendría que recibir una ovación patriotera si se tratara de bases digamos del pseudoimperialismo petrobolivariano.
Es que Evo Morales ha permitido el tránsito y estacionamiento de tropas venezolanas en territorio boliviano, aeronaves de la boliburguesía militar han sobrevolado a su antojo la “soberana” república boliviana e incluso varios han terminado como mártires en accidentes aéreos de esas aeronaves militares venezolanas.
Pero, según Morales, eso es de aplaudir. Asentar tropas venezolanas es algo patriótico, pues permite la expansión del proyecto totalitario del socialismo del siglo XXI mediante la intimidación de las armas.
¡Ah! Pero cuidado… si se trata de los gringos, ahí la cosa es a otro precio: la arenga que vociferó Morales lo mostraba iracundo, casi adolorido por la “traición” de los colombianos al proyecto totalitario. Es que esas bases, estratégicamente ubicadas, les pueden afectar el negocio del narcotráfico, que es otra fuente de ingresos para el expansionismo mafioso que lidera Chávez y que siguen sumisos sus cachorros Morales, Ortega y Correa.
Con esas bases, el dulce se les pone a mordiscos en varios frentes: Morales no podrá poner en el mercado los excedentes de coca que su país produce. De paso, Chávez no la tendrá tan fácil para seguir coordinando las rutas que él permite en Venezuela.
Pero hay un factor geopolítico de enorme importancia en la decisión del gobierno Uribe de permitir las bases norteamericanas: Chávez tendrá que pensarlo dos veces antes de jugar al soldadito de plomo, su gran anhelo, porque sus odiados gringos podrían responder un ataque al ser agredido el territorio en el que están asentados. Además, esas bases recibirán información vital en diferentes tipos de operación, gracias a la cercanía con las fuentes tecnológicas como los radares de Marandúa y Chiribiquete.
Los narcosocios de Chávez deben estar pensando las dificultades que tendrán con esos aviones plataforma sobrevolando en cercanías de la frontera con Colombia. Esos narcos que estructuraron sus cocinas en Colombia para radicarse en Venezuela y controlar lo grueso del negocio que es la distribución, la van a tener más difícil.
Puede que los precios de las comisiones a los militares venezolanos bajen, pues al fin de cuentas lo difícil va a ser el movimiento en territorio colombiano y en el Caribe, y los narcos ya saben que dentro de poco no les será suficiente la protección de los aviones militares venezolanos para que los alijos culminen con éxito.
También aquellos que reciben armamento ruso proveniente del vecino país se van a ver a gatas para culminar sus misiones, pues esos aviones militares venezolanos que disfrazan de civiles, no podrán violar la soberanía colombiana como lo hacen actualmente.
Además de las tres bases norteamericanas, que golpean la primera parte del negocio desde el occidente de Venezuela, los aviones y lanchas rápidas tienen actualmente serios inconvenientes para atravesar el cerco de la Cuarta Flota en el Caribe.
La antiquísima estrategia militar de la tenaza se ha materializado y eso tiene enardecidas a las marionetas chavistas que se valen de la tradicional indignación antiimperialista para cuestionar y condenar a los que no siguen las doctrinas que le convienen al proyecto expansionista venezolano: furia por los gringos y aplausos por la boliburguesía... !Qué vaina!
Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.
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