“General que va ganando la guerra, no se cambia”. Con esta frase, un amigo salvadoreño refutó mi posición en contra de la segunda reelección. La cosa había quedado ahí hasta que un escrito de José Obdulio Gaviria me recordó dicha frase.
La columna de Gaviria prácticamente se puede resumir en que Uribe es un general que va ganando la guerra y por lo tanto, es inconveniente y hasta peligroso cambiarlo.
Ciertamente Uribe va ganando la guerra en contra de las FARC, del ELN, de las bandas criminales y de la delincuencia común. Es decir: el “general” Álvaro Uribe ha enfrentado con éxito el conflicto armado y los resultados son evidentes. Incluso, Eduardo Pizarro, presidente de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación aseguró que “el conflicto armado en Colombia está terminando”. Las cifras demuestran que la afirmación de Pizarro es cierta y que los factores armados ilegales de la guerra están prácticamente condenados a desaparecer.
Esto significa que, en lo militar, Uribe es un general exitoso. Sin embargo, mezclar lo militar con lo político, más allá de las concepciones tácticas y estratégicas, puede resultar en generalizaciones e imprecisiones que poco le sirven al país. La primera confusión del ex asesor presidencial es intentar demostrar que los generales exitosos en los campos de batalla tienen el mismo éxito en el campo político. Para demostrarlo, Gaviria cita, entre otros, a Bolívar como ejemplo de general ganador en los dos terrenos. Sin embargo, historiadores importantes señalan que gran parte del conflicto entre Bolívar y Santander se originó en la confrontación de la visión política de ambos personajes: Mientras Bolívar quería ser el “emperador de los Andes”, apoyó una constitución hecha a su medida y rompió con su palabra de respetar la Constitución de Cúcuta durante 15 años; Santander se opuso con determinación a las ambiciones del Libertador… ni hablemos de la popularidad de Bolívar en sus últimos días.
En la misma línea, ¿por qué no citar a San Martín, por ejemplo? Bueno, es que el general San Martín ganó la guerra militar y se retiró a Paris para dejar que otros se dedicaran a la guerra política.
Sin embargo es necesario centrarse en lo esencial: ¿Uribe va ganando la guerra política? Para responder la pregunta quiero arrancar por el exterior. Mientras Lula les pide a las FARC que se conviertan en un partido político, Charles Rangel, Presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, desconoce olímpicamente los avances que ha tenido el gobierno colombiano en materia de seguridad.
Y ni hablar de Venezuela, en donde la hipocresía chavista se evidencia día tras día y mientras por un lado el coronel paracaidista se reúne con Uribe, por el otro el Canciller se va lanza en ristre contra Colombia y contra el gobierno. Además, no se puede perder de vista la militancia desvergonzada de Telesur, el canal controlado por Chávez, en contra de Uribe y de la política de Seguridad Democrática.
Es más: hacerse ilusiones porque Obama va a recibir a Uribe, o porque le ordenó a un funcionario que revisara lo del TLC, resulta una muestra de ingenuidad política de peligrosísimas repercusiones internas y externas: Obama atendió a los mandatarios latinoamericanos de acuerdo a la vanidad de cada uno, y los dejó contentos a todos.
Lo anterior es solo un repaso superficial de la guerra política internacional que se está librando y que Colombia, con su general a la cabeza, va perdiendo.
En lo interno, la guerra política está al rojo vivo y los generales del bando simpatizante de las FARC no tienen la menor intención de disminuir la intensidad: detonan escándalos cada cierto tiempo, incrementan la persecución judicial, arrecian los comentarios descalificadores en los medios de comunicación y tratan de avanzar en la conquista del objetivo principal: el poder.
Dice José Obdulio Gaviria que “en Colombia estamos ya en guerra, es decir, en campaña”. Ubicar la actual situación como si fuera coyuntural no parece ajustado a la realidad. De hecho, desde la llegada de Uribe a la Presidencia, la guerra política se incrementó y fue inaugurada por un acto terrorista: el ataque a la Casa de Nariño el 7 de agosto de 2002. Fue la señal para que se iniciaran una serie de batallas que, lejos de atenuarse, se han intensificado.
Además de las calumnias, de las mentiras repetidas hasta el cansancio que han terminado en convertirse en verdad para muchos colombianos ingenuos; de las agresiones jurídicas y políticas, de las emboscadas y demás tácticas utilizadas por los simpatizantes de las FARC; la escalada de la guerra política no ha sido respondida como se debe, pues quienes podrían hacerlo están impedidos por ser funcionarios del gobierno. ¿Todo lo anterior se puede interpretar como éxito en la guerra política?
A juzgar por el respaldo popular que tiene Uribe, ciertamente en el campo electoral el “general” es un ganador. Pero la política va más allá: a pesar de la popularidad presidencial, lo cierto es que ninguna guerra militar, valga la aclaración, ha terminado sin un armisticio. El exterminio total del enemigo es, en el mejor de los casos, una ficción. Ciertamente el gobierno ha planteado dicho armisticio en las condiciones que la mayoría de colombianos podríamos aceptar: que las FARC se acojan a la ley de Justicia y paz y ya sabemos la negativa rotunda de los terroristas y de sus secuaces a dicha propuesta.
De igual forma, en lo político, la facción pro-fariana ha logrado pulir la estrategia y se ven avances para conseguir el posicionamiento de uno o varios candidatos que estarían dispuestos a negociar las leyes y a premiar los crímenes “altruistas” de las FARC.
Adicionalmente no se puede desconocer que en plena presidencia de Uribe, el partido que aglutina a la izquierda “democrática” consiguió y ha mantenido la Alcaldía de Bogotá, demostrando que hay una gran debilidad del uribismo en la guerra política, por lo menos en la capital del país.
Así las cosas, Uribe ha sido un “general” formidable en la tarea de demolición militar, pero en el campo político se evidencia un estancamiento muy similar al que se dio, durante casi medio siglo, entre las Fuerzas Armadas y las FARC… ¿eso no amerita un cambio para tener un general que gane la guerra política?
Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.
La columna de Gaviria prácticamente se puede resumir en que Uribe es un general que va ganando la guerra y por lo tanto, es inconveniente y hasta peligroso cambiarlo.
Ciertamente Uribe va ganando la guerra en contra de las FARC, del ELN, de las bandas criminales y de la delincuencia común. Es decir: el “general” Álvaro Uribe ha enfrentado con éxito el conflicto armado y los resultados son evidentes. Incluso, Eduardo Pizarro, presidente de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación aseguró que “el conflicto armado en Colombia está terminando”. Las cifras demuestran que la afirmación de Pizarro es cierta y que los factores armados ilegales de la guerra están prácticamente condenados a desaparecer.
Esto significa que, en lo militar, Uribe es un general exitoso. Sin embargo, mezclar lo militar con lo político, más allá de las concepciones tácticas y estratégicas, puede resultar en generalizaciones e imprecisiones que poco le sirven al país. La primera confusión del ex asesor presidencial es intentar demostrar que los generales exitosos en los campos de batalla tienen el mismo éxito en el campo político. Para demostrarlo, Gaviria cita, entre otros, a Bolívar como ejemplo de general ganador en los dos terrenos. Sin embargo, historiadores importantes señalan que gran parte del conflicto entre Bolívar y Santander se originó en la confrontación de la visión política de ambos personajes: Mientras Bolívar quería ser el “emperador de los Andes”, apoyó una constitución hecha a su medida y rompió con su palabra de respetar la Constitución de Cúcuta durante 15 años; Santander se opuso con determinación a las ambiciones del Libertador… ni hablemos de la popularidad de Bolívar en sus últimos días.
En la misma línea, ¿por qué no citar a San Martín, por ejemplo? Bueno, es que el general San Martín ganó la guerra militar y se retiró a Paris para dejar que otros se dedicaran a la guerra política.
Sin embargo es necesario centrarse en lo esencial: ¿Uribe va ganando la guerra política? Para responder la pregunta quiero arrancar por el exterior. Mientras Lula les pide a las FARC que se conviertan en un partido político, Charles Rangel, Presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, desconoce olímpicamente los avances que ha tenido el gobierno colombiano en materia de seguridad.
Y ni hablar de Venezuela, en donde la hipocresía chavista se evidencia día tras día y mientras por un lado el coronel paracaidista se reúne con Uribe, por el otro el Canciller se va lanza en ristre contra Colombia y contra el gobierno. Además, no se puede perder de vista la militancia desvergonzada de Telesur, el canal controlado por Chávez, en contra de Uribe y de la política de Seguridad Democrática.
Es más: hacerse ilusiones porque Obama va a recibir a Uribe, o porque le ordenó a un funcionario que revisara lo del TLC, resulta una muestra de ingenuidad política de peligrosísimas repercusiones internas y externas: Obama atendió a los mandatarios latinoamericanos de acuerdo a la vanidad de cada uno, y los dejó contentos a todos.
Lo anterior es solo un repaso superficial de la guerra política internacional que se está librando y que Colombia, con su general a la cabeza, va perdiendo.
En lo interno, la guerra política está al rojo vivo y los generales del bando simpatizante de las FARC no tienen la menor intención de disminuir la intensidad: detonan escándalos cada cierto tiempo, incrementan la persecución judicial, arrecian los comentarios descalificadores en los medios de comunicación y tratan de avanzar en la conquista del objetivo principal: el poder.
Dice José Obdulio Gaviria que “en Colombia estamos ya en guerra, es decir, en campaña”. Ubicar la actual situación como si fuera coyuntural no parece ajustado a la realidad. De hecho, desde la llegada de Uribe a la Presidencia, la guerra política se incrementó y fue inaugurada por un acto terrorista: el ataque a la Casa de Nariño el 7 de agosto de 2002. Fue la señal para que se iniciaran una serie de batallas que, lejos de atenuarse, se han intensificado.
Además de las calumnias, de las mentiras repetidas hasta el cansancio que han terminado en convertirse en verdad para muchos colombianos ingenuos; de las agresiones jurídicas y políticas, de las emboscadas y demás tácticas utilizadas por los simpatizantes de las FARC; la escalada de la guerra política no ha sido respondida como se debe, pues quienes podrían hacerlo están impedidos por ser funcionarios del gobierno. ¿Todo lo anterior se puede interpretar como éxito en la guerra política?
A juzgar por el respaldo popular que tiene Uribe, ciertamente en el campo electoral el “general” es un ganador. Pero la política va más allá: a pesar de la popularidad presidencial, lo cierto es que ninguna guerra militar, valga la aclaración, ha terminado sin un armisticio. El exterminio total del enemigo es, en el mejor de los casos, una ficción. Ciertamente el gobierno ha planteado dicho armisticio en las condiciones que la mayoría de colombianos podríamos aceptar: que las FARC se acojan a la ley de Justicia y paz y ya sabemos la negativa rotunda de los terroristas y de sus secuaces a dicha propuesta.
De igual forma, en lo político, la facción pro-fariana ha logrado pulir la estrategia y se ven avances para conseguir el posicionamiento de uno o varios candidatos que estarían dispuestos a negociar las leyes y a premiar los crímenes “altruistas” de las FARC.
Adicionalmente no se puede desconocer que en plena presidencia de Uribe, el partido que aglutina a la izquierda “democrática” consiguió y ha mantenido la Alcaldía de Bogotá, demostrando que hay una gran debilidad del uribismo en la guerra política, por lo menos en la capital del país.
Así las cosas, Uribe ha sido un “general” formidable en la tarea de demolición militar, pero en el campo político se evidencia un estancamiento muy similar al que se dio, durante casi medio siglo, entre las Fuerzas Armadas y las FARC… ¿eso no amerita un cambio para tener un general que gane la guerra política?
Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.
20 comentarios:
Interesante la posición expuesta. En efecto, creo que el "General" sí está ganando la guerra de sangre, e incluso, considero que también va ganando la guerra política. El problema es que ha adoptado bastantes tácticas de la primera guerra para ganar posición estratégica en la segunda.
Resulta que cuando hay debates en el Congreso y se va a votar algún proyecto de interés del gobierno, envían al menos a 5 personas a vigilar a los congresistas y a no dejarlos salir. Eso es lo que hoy les gusta llamar "cerco humanitario" con los copartidarios. Lo que antes se lograba con carisma y liderazgo, hoy se logra con liderazgo (aún) y presión. Eso denota la acumulación de poder que ostenta el ejecutivo.
Si el "General" decidiera nuevamente cambiar de tácticas, podría perfectamente utilizar las Fuerzas Armadas para ayudar a convencer al pueblo sobre medidas de su interés. Ese riesgo es inaceptable en una democracia. Ejemplo de ello es lo que ocurrió en Caracas hace pocos días.
Lo que José Obdulio Gaviria no comentó detalladamente fue cómo terminó la vida de los famosos Generales Bolívar, Napoleón. Dictaduras, enfermedad y ostracismo (o captura). Tampoco menciona, según su bola de cristal, en qué momento es que debe salir el General, antes de que la batalla triunfal se convierta en derrota.
Muy interesante análisis. Felicitaciones.
Apreciado Atrabilioso,
de su interesante columna deduzco que lo anunciado por los medios se cumplio: la guerra se transfirio al campo politico.
De acuerdo?
Le parece que es global?
Y si es asi, haciendo analogia al campo de la esencial salud se puede decir que es una epidemia del virus politico militar. Y que como los peligrosos muta y evade la defensa natural de las personas. Y dificilmente se encuentra cura o vacuna eficaz.
Bueno, son coincidencias.
Ante semejante escenario la pregunta es que puede hacer la poblacion si esa epidemia alcanzo a los dirigentes, el barco queda a la deriva. Luego toca hacer algo.
Sugerencias? gracias.
Mt
Uribe ha demostrado ser buen Presidente de Colombia. En el pais el mandato para bien o para mal es de 4 años.
Existen paises en el mundo que otorgan incluso 7 años a un Presidente.
Cosa buena esto de los 7 años si el gobernante es sabio y se gobierna en un Pais sin mayores angustias que las de proporcionar una seguridad que permita llevar la vida cotidiana a los pobladores del lugar.
Colombia tiene problemas graves que no se dan en paises pacificos y prosperos. Los 7 años se me antojan profundamente peligrosos si el gobernate es un tipo muy similar a Pastrana, Samper o Betancourt.
Ahora bien Uribe tiene 8 años en el poder y ello es mas que suficiente, los dos periodos fueron en comparacion con los anteriores gobernantes MUY BUENOS.
Creo yo que el lio del pais en este momento es la de encontrar un nuevo buen gobernante.
Alguien que no deje que lo construido con tanto esfuerzo se derrumbe.
Desafortunadamente no conozco aquellos que estan pidiendo pista presidencial, ni sus ideas ni sus partidos y partidarios.
En realidad las guerras no se ganan solas y los generales necesitan de subalternos.
Tal vez de entre aquellos que han secundado a Uribe haya algun otro buen gobernante. No lo se, no lo veo claro, peo de seguro aparecera alguien entre las toldas Uribistas o de algun otro partido capaz de conducir a Colombia por buen camino.
Se que hay un Dios que escucha y seguro que podremos todos gozar de alguien capaz de salir adelante tanto al interior del pais como frente al inestable clima internacional.
No todo en nuestra historia y anales tiene que ser registro de miserias y guerras!!!
Ya no queremos mas sangre. Lastima que estos de las FARC y sus apoyos politicos y morales no sepan otra cosa que oprimir al pueblo con angustia.
El nuevo gobernante desafortunadamente tendra que ser un buen guerrero y uno capaz de brillar con luz propia, sino de lo contrario estara siempre eclipsado bajo la sombra de Uribe.
Se necesita alguien firme y de ideas bien fundamentadas.
Es este momento ojala no surja un poeta de ideas izquierdistas porque sino la guerrilla se tragara entero al pais y nos sumiran en el totalitarismo bajo la tutela del Peligroso Foro de Sao Palo.
El nuevo presidente debera ser uno que ojala logre no solo pacificar el pais, sino a la vez construir prosperidad y dignidad para Colombia.
Lo veo dificil, alguien saldra bueno o malo pero la memoria de Uribe perdurara por muchos años.
Saludos
O esto es una muestra de valentia e independencia, o es una gran estupidez...... Que un miembro de primero colombia ataque al "gran" JOG es admirable y estoy de acuerdo con la columna.
No se si felicitarlo y insultarlo por ser un imbecil
GAVIOTA:
Los puntos que usted ha expuesto son válidos, aunque difiero del asunto del Congreso. Aun recuerdo a todos los ministros y funcionarios del gobierno Samper, haciéndoles cacería a los representantes del liberalismo para que votaran la preclusión del entonces Presidente en la Cámara. Y eso no fue solo con cerco humano, sino incluso con jugosas dádivas en las que se fue una parte sustancial del presupuesto nacional. También hay que considerar la negligencia laboral de la gran mayoría congresistas de la supuesta bancada uribista que obliga al gobierno a tomar medidas que, no lo discuto, son reprochables. Mucho me temo, sin embargo, que el “cerco humano” forma parte de la estructura en la relación de poder entre el ejecutivo y el legislativo desde tiempos inmemoriales.
En cuanto a las citas históricas de José Obdulio, y a la columna en mención, es un escrito incendiario, descalificador y falto de profundidad… yo esperaría mucho más del ex asesor y no una colección de descalificaciones y un discurso electorero de alto impacto y ninguna profundidad.
Finalmente el tema del momento, desde mi perspectiva, es el 7 de agosto de 2010 para que efectivamente pueda ocuparse de lo más importante de la guerra política: el liderar una fuerte corriente política y electoral, sin las restricciones que impone un cargo como la Presidencia.
Muchas gracias por sus elogios.
MARY THay una máxima aceptada globalmente: La guerra es la prolongación de la política por otros medios, decía Clausewitz y esto significa que la situación colombiana se puede visualizar desde la perspectiva de una fuerte guerra política en plena ejecución. Y también creo que Colombia es el escenario de confrontación de dos fuerzas que de manera simplista podríamos llamar liberales modernos y retardatarios disfrazados de izquierda que tienen hoy al Foro de Sao Paulo como elemento aglutinador. El FSP ha logrado dar fuertes batallas y ganarlas gracias al petróleo venezolano, lo que hace que el asunto tenga una connotación regional.
En cuanto a su analogía, todo buen político maneja estrategias, tácticas y algunos conceptos militares para aplicarlos en su vida política. Sin embargo, yo no lo vería como un virus, sino como la aplicación de algunos conceptos del oficio de la guerra en otros campos de la vida cotidiana.
Aquí lo importante es la desmitificación de un personaje (Uribe) y centrar el asunto en la prioridad de la situación nacional: la guerra política, para lo que estoy seguro, hay buenos generales dispuestos a dejar su “sangre” en el campo de batalla. Lo único que se necesita es que el actual general de un paso al costado y asuma la conducción estratégica del país y le deje el comando de las operaciones a otros.
Muchas gracias por sus comentarios.
INMATESCierto: Uribe ha demostrado ser un magnífico presidente. De acuerdo en su análisis de los tiempos de mandato.
En cuanto a los candidatos, ideas y programas, eso comenzará a aclararse en la última semana de mayo y tenga la seguridad de que conoceremos sus propuestas y podremos mirar con lupa sus hojas de vida y trayectorias.
Es innegable que Uribe ya tiene un sitio en la historia y precisamente, para que sea el que merece, debe asumir una nueva responsabilidad como es la conducción estratégica del país, por fuera del gobierno.
Muchas gracias.
ANÓNIMO:
Muy importante aclarar que no soy ni he sido miembro del Centro de Pensamiento Primero Colombia: fui invitado a dictar un par de conferencias y en su momento, a aportar algunos escritos, pero no hay filiación ni compromiso alguno.
Entonces, califique usted como a bien tenga la intención de mi post, pues no tengo perrito que me ladre ni alguien que me pase cuentas.
Un abrazo.
Asi es, el proximo Presidente no debe ser Uribe.
En una democracia, sea perfecta o imperfecta, cuando una sola figura gobierna durante años las cosas van para mal.
Es mejor dejar que otro tome las riendas, creo que debemos correr ese riesgo, para evitar caer en casos como los de Fujimori u otros.
Un reemplazo es saludable.
Toda escoba nueva barre bien, lo importante es que el sucesor continue construyendo una Colombia libre sobre esas bases que le dejan.
Construir un pais prospero puede tomar siglos, hace tan solo 200 años ni pais teniamos!!!
Nuestra historia bien podria relatarse en terminos bilicos y no estariamos exagerando.
El poder corrompe, y no seria bueno para la imagen de Uribe dejarse llevar por esta ilusion.
Estoy de acuerdo en el reemplazo.
Ahora bien, mi pregunta es: ¿Quiere dejar Uribe el poder? Recordemos que ante todo es un ser humano y no es perfecto.
Otra alternativa: En algunos paises algo mas maduros que Colombia existe la revocatoria del mandato, y cuando la cabeza del ejecutivo no va bien, el parlamento o algun organismo que hace contrapeso puede convocar a elecciones (claro tod esto dentro del mas correcto orden y civilizacion, sin despertar guerras o olas de muerte).
Otra vez soy esceptico si esto funcionaria en Colombia, creo que se probo en el pasado y la cosa no sirvio.
En fin son ideas, como las de un Tercer Mandato Condicional....
No se.
Esperare esa lista de candidatos y sucesores.
PD: Hay algo que no conozco: ¿Como opera la reeleccion en Colombia? Es decir creia yo que solo se podia por 1 periodo extra y nada mas, pero segun parece podria ser indefinida.
Y esto es peligoso, ya que digamos que en el futuro podria enquistarse en el poder algun zangano como Pastrana, Gaviria o Samper y gobernar hasta la muerte.
Creo yo que esto de la re-elecion deberia suspenderse ya que en Colombia la aparicion de un Uribe es mas bien un caso infrecuente, mientras que los corruptos como Serpa, la señora del turbante, Santofimio, etc, etc, nacen por millones.
Una vez que Uribe se retire la reeleccion presidencial debera eliminarse.
Esta re-eleccion de Uribe es algo excepcional y no debera considerarse como viable en el futuro.
Saludos
INMATES:
Muy importantes sus comentarios y sus preguntas. Yo creo que Uribe si está dispuesto a dejar el poder el próximo año, aunque también considero que el círculo cercano hace mucho ruido para que él se lance a la aventura suicida de un tercer periodo.
La alternativa que usted propone, ya existe en Colombia: la revocatoria del mandato es una figura constitucional, aunque por las complicaciones operativas, es casi que una utopía. Si no estoy mal, solo se ha aplicado una vez contra un alcalde en un municipio.
No obstante, la convocatoria anticipada de elecciones es una figura propia de sistemas parlamentarios o semi-parlamentarios, que es la opción más razonable, real y conveniente para Colombia... !Estamos en mora de empezar a presionar por ese tipo de sistema!
En cuanto a la reelección, es legal por una sola vez. De resto, son los intentos de modificar la Constitución y la ley para conseguir una segunda reelección.
Finalmente, coincido con usted: Uribe es una figura que pocas veces aparece en la historia, un mandatario formidable en muchos aspectos y por eso entiendo a los que quieren verlo indefinidamente en el poder. Sin embargo, justamente por lo valioso del personaje, es que se requiere que actúe ya en la estrategia de la guerra política. Y coincido con usted en que una vez Uribe termine su mandato, la Constitución deberá reformarse para quitar la reelección.
Gracias por sus comentarios.
Buenas tardes. La frase de Clausewitz se podría invertir y seguiría siendo cierta: la política es la continuación de la guerra por otros medios. El Estado es violencia organizada y la aspiración correcta sería a su extinción, que sería a un tiempo la extinción de la guerra y la política. Esto es algo que está en el ideal marxista originario y que defendía completamente en serio alguien como Lenin, que creía que era necesaria la dictadura del proletariado mientras se creaba la sociedad sin clases, momento en que se podría prescindir del Estado (los socialdemócratas modernos son mucho más totalitarios y "guerreristas" en sus concepciones).
Pero en fin, la política es la guerra: busca lo mismo, el control de un territorio y el sometimiento de la población y sólo se distingue por la menor intensidad de la fuerza, cosa que supone la aceptación de unas reglas por los contendientes. Pero en todos los casos quien realmente manda es la opinión pública: cualquier facción guerrera podría cambiar de opinión y sumarse al enemigo, tal como en las elecciones la gente puede votar por el candidato del otro bando.
Y además tienen toda la razón quienes dicen que a un general invicto no se lo reemplaza. El problema es si se considera que Uribe es el general que dirige el bando uribista, y nadie ha pensado en reemplazarlo, o si es el general que dirige la guerra de "todos" los colombianos contra un enemigo externo, que es lo que pretenden muchas personas de ideología derechista.
Los juegos de equipo son una buena metáfora de la guerra, y también de la política. Pero cada uno tiene sus normas: no se puede admitir que en el fútbol sea lícito llevar la pelota con la mano. Pero en el balonmano eso es correcto: lo que se necesita decidir es si en la política colombiana se está jugando a la república presidencialista homologable a las democracias liberales de Occidente o a la satrapía sudamericana. Nadie habla de reemplazar al capitán del equipo, sólo se trata de las reglas del juego.
Pongamos el caso del régimen de Stroessner: también celebraba elecciones cada cuatro años, y las nociones de legitimidad de unas elecciones o de libertad de prensa no están tan claramente definidas como cree mucha gente. Para poner un ejemplo, podemos citar lo que dice una víctima de Chávez, un activista de derechos humanos expulsado por el gobernante venezolano:
Venezuela is a complicated country. To its credit, it has competitive elections and independent political parties, media outlets, labor unions and civil society organizations. While Venezuela is plagued by chronic human rights problems such as police killings and deplorable prison conditions, there is no systematic denial of fundamental freedoms, as in Cuba. Nor is there an armed conflict with widespread violence by illegal armed groups, as in Colombia.
A ver, ¿a quién se le va a ocurrir decir que Venezuela está peor que Colombia si no hay un conflicto que no se resuelve y hay elecciones y partidos independientes? Alguien con la moralidad de Vivanco también podría decir lo mismo del Stroessner, que si no permitía partidos diferentes era por torpeza (por ejemplo, en la Polonia comunista había un partido campesino y un partido católico, cuyos dirigentes eran miembros del parlamento y demás).
No hablemos de lo que pensaría la gente conservadora y timorata: ¿cuánto caos, violencia, confusión y opresión no podrían venir si cesara el régimen? No se puede comparar realmente la situación de los paraguayos (un país condenado al atraso y a la miseria desde la guerra de la Triple Alianza de 1870) con la de los cubanos después de 1959. Bajo Stroessner tenían muchas más libertades y derechos que los cubanos bajo Castro.
De modo que la reelección perpetua es el camino hacia una dictadura típica de la región, una dictadura que terminaría de todos modos con una revolución sangrienta (como el porfiriato, que también celebraba elecciones periódicas) o con el ascenso de una oposición atraída por un "polo" de lamentables fascistas como los que dominan en casi todos los países de la región (salvo en los que hay coaliciones, en las que los fascistas comparten el gobierno con otros más moderados, como en Brasil y Chile y en cierta medida Uruguay).
Creo que Atrabilioso acierta en que el liderazgo de Uribe sería muy notable como líder político y de opinión que ya no es funcionario, y en cambio no entiendo por qué habría que prohibir otras reelecciones. ¿Cómo es que en EE UU se aceptan siempre por dos periodos? Y también en Brasil y en otros países. Los malos gobernantes podrían resultar reelegidos, tal como los equipos de otras ciudades le pueden ganar al de la ciudad de uno.
Finalmente, sobre el sistema parlamentario no hay ninguna propuesta seria actualmente en Colombia, y es algo que merecería un examen serio y dilatado. Para empezar, no hay ningún país del continente que se rija por ese sistema, y por algo será.
(Nada de lo dicho en este comentario ni en otros semejantes se debe entender como reconocimiento a la mafia que ejerce la oposición actualmente en Colombia, cuyo triunfo es la terrible amenaza que se cierne sobre la democracia y que tiene en la figura de Fajardo las mayores posibilidades de éxito, pues los demás personajes perderían con seguridad ante cualquier uribista.)
¿Qué largo mi anterior comentario, no? Pues se me quedó desarrollar el problema de concebir a las FARC como un problema externo, como un enemigo de todos los colombianos. Si eso es así, los compañeros del PDA y de Colombianos por la Paz son sólo unos ingenuos engañados y no EL PROBLEMA: la mafia que se lucra del crimen, bien directamente gracias a la complicidad con los terroristas y secuestradores, bien indirectamente, gracias al clientelismo armado, que es el sentido de la actividad guerrillera. ¿No? O hay un enemigo poderoso que cuenta con el apoyo de varios millones de personas o esas personas no deben tener derechos y la democracia sobra.
La derrota de esa facción reaccionaria, de la que las guerrillas son sólo la fuerza de choque, sólo es posible modernizando el país, es decir, adaptándolo a los usos de los países más desarrollados.
BRABONEL.
Atrabilioso, usted da en clavo. Antes de Uribe existían tres seguros escenarios para que quien quisiera remplazar a Pastrana: el infierno el purgatorio y el paraíso. Para resumir la idea. Quien quisiera llegar al paraíso tendría que recuperar la fe de los colombianos acorralando al terrorismo al narcotráfico a las AUC. El Gobierno de Uribe logro esa triple tripleta y además puso la economía a marchar.
Por mucha fuera mediática y de intimidación que tengan los opositores los Colombianos no le comen cuento. El problema no es en si las calumnias y demás bajezas sino los argumentos que les den las fuerzas Uribistas para mostrarse como no democráticos. Recordemos el periodo del godo Rojas Pinilla. No creo que el proyecto que tenia el dictador fuera rechazado en lo absoluto en las clases medias y populares, todo lo contrario ¿entonces por que el régimen se extinguió tan rápido? Por que carecía de legitimidad por que no tenia soporte democrático. Supongamos que en realidad al cucho le robaron las elecciones ¿entonces por que no existieron revueltas populares para restablecer su mandato? Simplemente por que el régimen de Rojas Pinilla carecía de soportes democráticos. El Uribismo ante todo debe respetar las reglas de la democracia por de no hacerlo le estaría dando municiones a una oposición que sabría aprovecharlas. Esta bien que el referendo se plantea dentro de las reglas democráticas pero una vez aprobada traspasan un hilo muy delgado que lo puede llevar al totalitarismo así sea en apariencia.
El apoyo que los Colombianos le dan a este Gobierno a sus ideas puede prevalecer mas en el tiempo si se hacen las cosas de la forma correcta. Lo primordial es la moral por que con ese escudo la fuerza de los poderosos no pasara. Para la gran mayoría de los colombianos el gobierno Samper fue sucio corrupto asesino etcétera pero a su vez era poderoso y con ellos era mejor no meterse pero con alguien limpio en el poder los colombianos estarían en capacidad de dar sus almas para que prevaleciera. Esa son las diferencias, las bases de cada Gobierno.
Atrabilioso, gracias por la explicacion.
Reconozco que mi comentario es bastante general, pero me referia a revoluciones del tipo que no busca ningun beneficio del pais sino toma del poder como demostracion de 'competencia' o lucro, luego siguiendo una danza violenta quizas peor, como se ha visto antes y en otros paises.
Y por eso veo con mas claridad la importancia de la poblacion, casualmente como alguien menciono, el general solo no gana la guerra. Pero su liderazgo marca el paso, y es hasta probable que no termina ahi. Bueno especulo porque de eso no se, ustedes son los expertos.
Me parece que la reeleccion debe mantenerse, sobre todo cuando se esta tratando de establecer continuidad en cuanto a ideas y por el problema de la historia de volatilidad, aun en la region. Y 4 años son como que muy pocos para eso.
Mt
JAIME RUIZUsted ha entrado en varios temas sustanciales: ¿Uribe es el general del bando uribista o es el que dirige la guerra de todos los colombianos contra un enemigo externo?
Yo veo en esto algunos hechos que no se pueden desconocer: las FARC, con el PDA y el ELN han entrado en la “globalización” política que en el caso de Latinoamérica está concentrada en el Foro de Sao Paulo. En ese sentido, las acciones que desarrollan las FARC obedecen a dos tendencias complementarias: los dictámenes del FSP y las exigencias propias del accionar interno de la banda criminal. En este sentido creo que efectivamente en Colombia está el epicentro de una confrontación política, que se expresa también en lo militar, que se ha venido dando en todo el continente y que tiene como uno de sus principales objetivos el sumar a Colombia a la larga lista de países regidos por el gorgojo del castro-chavismo.
Ahora bien: no se si el bando “uribista” tenga claro el objetivo de la guerra política que se está viviendo, aunque es claro que “todos” los colombianos no ven al castro-chavismo como un enemigo. De hecho, altos funcionarios del gobierno Bush tampoco veían ese peligro, o por lo menos no lo reconocían, como pasaba con James Glassman, subsecretario de Estado para asuntos culturales, quien me aseguró que ni Chávez, ni Venezuela eran un peligro. Obviamente, en un primer momento, ni el paracaidista ni su régimen son un peligro inminente para los Estados Unidos, pero esa visión me parece corta y muestra una enorme miopía frente al sátrapa y sus esbirros continentales, incluidas las FARC, que se han sumado entusiastas al modelo expansionista propuesto por el golpista.
En cuanto al sistema parlamentario, coincido en que merece un examen serio. En Perú existe un régimen semi-parlamentario, aunque desconozco cómo funciona y las ventajas o desventajas que le ha traído a la política del vecino país.
De otro lado, concebir a las FARC como un problema externo no puede ser excluyente sino incluyente: las FARC son un problema interno, pero el trabajo de sus aliados en el mundo y especialmente en Latinoamérica las han vuelto también un problema externo. Así las cosas, lejos de mirar a la izquierda “progre” como simples ingenuos, la complejidad del entramado y el conocimiento del mismo, los hace más culpables aún, pues trabajan arduamente en que la mafia nacional e internacional que se lucra del crimen, consigan el poder. Entonces, ciertamente hay un enemigo poderoso, que cuenta con el apoyo de dos o tres millones de colombianos, que además representa el clientelismo armado (me gusta muchísimo esa figura) y al proyecto expansionista del totalitarismo maquillado como socialismo del siglo XXI.
Muchas gracias por sus comentarios.
BRABONEL:
No hay nada que decir frente a su comentario: es la legitimidad la que está en la mira y del respeto a ésta, depende buena parte del futuro del país. Yo si quisiera que el país entrara rápidamente en el debate de los siguientes temas:
1. Asamblea Constituyente para una nueva Carta de navegación nacional. Me conformaría con un referendo prohibiendo la negociación de las leyes con los terroristas y las amnistías, indultos y demás.
2. Modificación del régimen presidencialista a parlamentario o semi-presidencialista.
Muchas gracias por sus comentarios.
MARY T:
Los generales tienen la función primordial de dirigir la guerra. Sin embargo, hay algunos que van al frente de batalla y otros que estructuran y coordinan constantemente la aplicación macro de la estrategia, pues saben que la estrategia es dinámica y requiere ajustes permanentes, sin perder de vista el objetivo central de dicha estrategia.
Un abrazo.
BRABONEL.
Olvide comentar sobre el TLC. En menos de una década a Colombia se le ha movido la tabla económica, primero con Venezuela con quien se creía desarrollar unas economías complementarias para conquistar terceros mercados y ahora la idea del tratado comercial con los Estados Unidos. Es un hecho que el TLC con la potencia del norte no va, por lo menos en el mediano plazo ¿Qué hacer para desarrollar nuestra economía sin ese tratado comercial? Esa pregunta la deberían estar tratando de contestar expertos que apoyan al Gobierno. Se me ocurre que habría que acelerar el plan de competividad y productividad que desarrollo el Gobierno hasta el año 2032. Como usted hablo de una guerra política con tormentas solares de afuera y de adentro es obvio que se le quiere cortar combustible a la democracia Colombiana tratando de afectar su economía. Álvaro Uribe podría afrontar esa guerra política de la que usted habla desde afuera de la Presidencia pero a su a vez también podría crear un plan económico que le haga el quite a las conspiraciones internas como externas.
Me parece muy ambigua la posición política de este blog sobre la reelección. La reelección de Uribe debe ser apoyada sin ningún tipo de dudas, ni de peros. Cualquier signo de flaqueza destruye a los colombianos que queremos sacar adelante al país y les sirve de pretexto a los Doctores de la izquierda para que se sigan lucrando con los mismo negocios malavidos.
LO MALAVIDO
Ay, don Bizarre, qué mala vida,
lo malavido nos dominó,
triste cultura narcomafiosa,
la vida airada prevaleció.
Que un probre idiota como Bizarre
llegue al colegio es un error,
pero es que el hombre va aún más lejos:
tiene trabajo de profesor.
No se da cuenta de que es un robo
ganar diez veces lo que un señor:
que es mal habido lo que se gana
con ignorancia y desaprensión.
Publicar un comentario