Se acuñó un nuevo colombianismo: la samuelada como sinónimo de alcaldada. Esto, porque después de un año de completa ineficiencia, el alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, decidió “estrenar” mandato con una serie de medidas restrictivas para el tránsito en la capital.
Las medidas tomadas por el alcalde Moreno buscan mejorar la movilidad de los bogotanos, ampliando el pico y placa, para que la gente no utilice sus vehículos dos días a la semana, pues resultaría insoportable salir a eso de las 5 de la mañana de la casa, para llegar antes de las 6 a la oficina y quedarse allí hasta las 8 de la noche.
Con la decisión, dicen los funcionarios, salen de circulación cerca de 530 mil vehículos por día. Es decir, son por lo menos, 530 mil ciudadanos que se ven afectados en su movilidad y que dependerán del “eficiente” transporte público para trasladarse de un lugar a otro.
Uno se pregunta: ¿Qué estudios soportan la decisión de Samuel Moreno? Lo dicho por el Secretario de Movilidad es alarmante: “hicieron unas encuestas en las que el 71% de los consultados estaban de acuerdo con la medida”. Si al anterior “alcalde” se le ocurrió nombrar a una comunicadora como encargada de la movilidad capitalina, no sorprende que ahora Moreno tome decisiones basado en encuestas, sobre todo en un campo que requiere un alto nivel de especialización y profesionalismo para tomar decisiones.
¿Qué impacto van a tener las medidas en las finanzas distritales y en los ingresos de los ciudadanos? Ahora mismo pienso en los miles de padres de familia que, por comodidad o cuestiones económicas, llevan y traen a sus hijos del colegio. Pues bien: por orden del Alcalde, esos padres tendrán que contratar el servicio de ruta escolar, cuyas tarifas son altísimas y además sirven para que los colegios se roben, literalmente, un mes de servicio que no prestan.
¿Acaso la medida midió el impacto en la gente que tiene que trabajar visitando clientes, repartiendo sus productos o recorriendo puntos de venta? Es de suponer que a ellos les recetarán Transmilenio o taxi, elevando el tiempo de desplazamiento y, por supuesto, incrementando los costos destinados al transporte.
Algunos ciudadanos, los que tienen con qué, pensarán en comprar otro vehículo para suplir la necesidad de transporte. Sin embargo, eso solo beneficiará el mercado del usado o de repente, los concesionarios de vehículos podrán incrementar sus ventas en aquellos nichos de mercado que tienen el dinero para comprar otro carro nuevo. Es más: el Secretario de Movilidad dijo que a ellos no querían perjudicarlos, por lo que descartó una rotación especial en los números de pico y placa… ¿cómo va a agraviar el Polo a los más pudientes? ¡Ni de vainas!
La decisión del Alcalde muestra que busca beneficiar al transporte público y no a la ciudadanía en general. Los buses y busetas tendrán una restricción, pero no en horas pico, pues las latas de sardinas (carrocerías acomodadas en chasises de camión) tendrán que servir para el desplazamiento de los ciudadanos. Y, como no, los taxistas harán su agosto, todo por cuenta del enorme servicio que le prestaron a Samuel, difundiendo rumores contra Peñalosa en la campaña pasada.
Tomar una decisión de semejante calibre, y en medio de la incertidumbre económica que plantea este año, huele a improvisación. Posiblemente lo único que no fue improvisado fue la rueda de prensa de Samuel Moreno, anunciando las medidas… aunque el Alcalde demostró que también tiene dificultades para leer en público, pues hubiera leído mejor un niño de preescolar que el flamante mandatario capitalino.
En general, las medidas sobre movilidad que tomó la administración de Bogotá son facilistas y no enfrentan el problema real: el transporte público. Si a los bogotanos se les ofreciera un transporte público óptimo, puntual y eficiente, seguramente dejarían sus vehículos en la casa (con o sin restricción) e incluso el gobierno distrital podría promover la cultura de no usar el carro con temas ambientales como contribuir a evitar la contaminación por dejar el vehículo en casa.
Además, Moreno Rojas no podrá exhibir nunca más el asunto de la polución como un problema para la ciudad, pues con la decisión no solo reactiva la compra y uso de carros viejos, sino que impulsa la movilización de buses, busetas y colectivos que son verdaderas chimeneas ambulantes.
Del metro anunciado como el paraíso futuro del transporte capitalino, Samuel Moreno pasó a la restricción del vehículo particular, todo por su ineptitud y falta de seriedad para gobernar a Bogotá.
Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.
Las medidas tomadas por el alcalde Moreno buscan mejorar la movilidad de los bogotanos, ampliando el pico y placa, para que la gente no utilice sus vehículos dos días a la semana, pues resultaría insoportable salir a eso de las 5 de la mañana de la casa, para llegar antes de las 6 a la oficina y quedarse allí hasta las 8 de la noche.
Con la decisión, dicen los funcionarios, salen de circulación cerca de 530 mil vehículos por día. Es decir, son por lo menos, 530 mil ciudadanos que se ven afectados en su movilidad y que dependerán del “eficiente” transporte público para trasladarse de un lugar a otro.
Uno se pregunta: ¿Qué estudios soportan la decisión de Samuel Moreno? Lo dicho por el Secretario de Movilidad es alarmante: “hicieron unas encuestas en las que el 71% de los consultados estaban de acuerdo con la medida”. Si al anterior “alcalde” se le ocurrió nombrar a una comunicadora como encargada de la movilidad capitalina, no sorprende que ahora Moreno tome decisiones basado en encuestas, sobre todo en un campo que requiere un alto nivel de especialización y profesionalismo para tomar decisiones.
¿Qué impacto van a tener las medidas en las finanzas distritales y en los ingresos de los ciudadanos? Ahora mismo pienso en los miles de padres de familia que, por comodidad o cuestiones económicas, llevan y traen a sus hijos del colegio. Pues bien: por orden del Alcalde, esos padres tendrán que contratar el servicio de ruta escolar, cuyas tarifas son altísimas y además sirven para que los colegios se roben, literalmente, un mes de servicio que no prestan.
¿Acaso la medida midió el impacto en la gente que tiene que trabajar visitando clientes, repartiendo sus productos o recorriendo puntos de venta? Es de suponer que a ellos les recetarán Transmilenio o taxi, elevando el tiempo de desplazamiento y, por supuesto, incrementando los costos destinados al transporte.
Algunos ciudadanos, los que tienen con qué, pensarán en comprar otro vehículo para suplir la necesidad de transporte. Sin embargo, eso solo beneficiará el mercado del usado o de repente, los concesionarios de vehículos podrán incrementar sus ventas en aquellos nichos de mercado que tienen el dinero para comprar otro carro nuevo. Es más: el Secretario de Movilidad dijo que a ellos no querían perjudicarlos, por lo que descartó una rotación especial en los números de pico y placa… ¿cómo va a agraviar el Polo a los más pudientes? ¡Ni de vainas!
La decisión del Alcalde muestra que busca beneficiar al transporte público y no a la ciudadanía en general. Los buses y busetas tendrán una restricción, pero no en horas pico, pues las latas de sardinas (carrocerías acomodadas en chasises de camión) tendrán que servir para el desplazamiento de los ciudadanos. Y, como no, los taxistas harán su agosto, todo por cuenta del enorme servicio que le prestaron a Samuel, difundiendo rumores contra Peñalosa en la campaña pasada.
Tomar una decisión de semejante calibre, y en medio de la incertidumbre económica que plantea este año, huele a improvisación. Posiblemente lo único que no fue improvisado fue la rueda de prensa de Samuel Moreno, anunciando las medidas… aunque el Alcalde demostró que también tiene dificultades para leer en público, pues hubiera leído mejor un niño de preescolar que el flamante mandatario capitalino.
En general, las medidas sobre movilidad que tomó la administración de Bogotá son facilistas y no enfrentan el problema real: el transporte público. Si a los bogotanos se les ofreciera un transporte público óptimo, puntual y eficiente, seguramente dejarían sus vehículos en la casa (con o sin restricción) e incluso el gobierno distrital podría promover la cultura de no usar el carro con temas ambientales como contribuir a evitar la contaminación por dejar el vehículo en casa.
Además, Moreno Rojas no podrá exhibir nunca más el asunto de la polución como un problema para la ciudad, pues con la decisión no solo reactiva la compra y uso de carros viejos, sino que impulsa la movilización de buses, busetas y colectivos que son verdaderas chimeneas ambulantes.
Del metro anunciado como el paraíso futuro del transporte capitalino, Samuel Moreno pasó a la restricción del vehículo particular, todo por su ineptitud y falta de seriedad para gobernar a Bogotá.
Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.
4 comentarios:
"...hijo de tigre sale pintado..hijo de chucha rabipelado..."
Atrabilioso , los genes juegan , pero se manifiestan, no se pierden, me quede pensando al leer su post, que mas que "samuelada o alcaldada' aqui lo que aparece es la herencia de su abuelito adobada con los aportes de su madre, es decir la de Samuel,quien fue la niña terrible de su tiempo,en la era "pinillista", quien de los maduritos que crecimos bajo el 'binomio pueblo fuerzas armadas' no recuerda aquellos sartales de decretos y leyes,los interminables comunicados de prensa, el tedioso "dinape informa" decorado con la figura de "mi general" compartiendo pantalla con el Corazon de Jesus, los caprichos mas absurdos "mi general" los convertia en decreto ley, mandato de sultan de rapida obligatoriedad, no seran mas bien unas heredadas "pinilladas" ?
un saludo
SIMPLICIANO:
No creo que esto sea genético ni hereditario... para bien o para mal, el abuelo gobernó desde el 13 de junio de 1953 y fíjese que usted dice que promulgaba decretos, ordenaba, etc., mientras que el nieto hasta ahora se estrena, DESPUÉS DE UN AÑO, como Alcalde de la ciudad y se estrena, nada menos, pagando favores a los que le sirvieron para difundir rumores durante la campaña.
De todas maneras, me deja pensando mi querido Simpliciano...
Un abrazo.
BRABONEL.
Atrabilioso, el problema que usted describe viene de atrás, es decir, desde la administración Garzón que no chatarrizo que no detuvo la expedición de permisos para taxis y otros servicios públicos que no diseño nuevas vías y reparo las existentes y por ultimo no se embarco en una aceleración de construcciones de vías para Trasmileneo. Garzón se limito a crecerse la medre teresa regalando platos de comidas, mejor dicho haciendo clientela extra con la plata de los impuestos de los Bogotanos y se desentendió de los verdaderos problemas de la Cuidad. Ahora Moreno que además de no ser un administrador virtuoso tiene la obligación de mantener las clientelas conseguidas a cualquier costo. Eso como cuando a uno le dejan una deuda muy grande la gente que manejaba la empresa antes y entonces a uno no le queda más que abrir un hueco para tapar otro y así se la pasa, a Moreno hay que agregarle que la política del partido lo termina de atar de pies y manos.
La prensa mamerta se ha puesto del lado de La medida tomada por Moreno. Para ellos es mejor que la gente no se siga quejando de los trancones-que aumentaran con la entrada de nuevas obras viales- no importa que haya otros frentes de quejas. Es muy probable que se abra un frente de especulaciones, es decir, taxis cobrando más y luego se puedan ver más buces llenos y buces “nuevos” motos creando más accidentes y llenando de nuevo las calles, para ello Moreno tendrá otro decreto que no funcionara y de esa forma aumentara el caos.
Moreno empezó mal y terminara mal porque a diferencia de Peñalosa y otros Alcaldes exitosos no tiene nada para el futuro cobrar. El metro es un gusano que no pesara en nada dentro del trasporte público-Trasmileneo es más eficiente en todos los sentidos- y con los cinco mil millones de dólares que cuesta su construcción se podría crear una cantidad de subsidios de viviendas de intereses social donde hasta se podría habilitar muchas zonas deprimidas con inmuebles de varios pisos. La formula de lo “social” termina por agotarse y Moreno está pagando los platos rotos de lo que no hizo la Administración Garzón y de lo que representa el PDA con sus intereses creados que le dan poco margen a la hora de moverse. La prensa puede ser muy poderosa pero no suficiente para maquillar totalmente el desastre que han significado las dos últimas Alcaldías de Bogotá.
BRABONEL:
El problema ciertamente viene de atrás, y la culpa, la primera responsabilidad es de los bogotanos que le dieron su voto comprado a los candidatos de tres pesos del PDA.
Bogotá, sencillamente, ya no vale la pena y su descripción resulta muy acertada frente a lo que ocurre en la captial del país.
Fuerte abrazo.
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