Por Jaime Restrepo Vásquez.
Cien mil casas gratis para los más pobres de los pobres. A
las pocas horas del anuncio presidencial, centenares de damnificados por las lluvias de
diciembre de 2011, protestaron ante la Alcaldía de Bogotá por el incumplimiento
del gobierno nacional de otorgarles un auxilio de 1,5 millones de pesos por
familia.
Finalmente la manifestación fue disuelta cuando se
aproximaba a la Casa de Nariño. Curioso:
en menos de dos semanas, dos manifestaciones han terminado con la intervención
del ESMAD justo en la entrada de la casa de gobierno.
¿Y cómo se van a construir las casas gratis? El gobierno
ya envió un proyecto de ley, con mensaje de urgencia, que busca expropiar
los terrenos necesarios para la construcción de las soluciones habitacionales.
Es alarmante el desespero del gobierno Santos por los sobresaltos de su popularidad. Mientras le dice a Mariano Rajoy que “aquí no expropiamos”, a los pocos
días elabora un proyecto de ley para expropiar las tierras que el gobierno considere necesarias para construir las cien mil casas gratis.
Y mucha gente está feliz porque va a tener su casa
gratis: no tienen que ahorrar, ni esforzarse, ni pagar absolutamente nada de
las soñadas casas, pues el opulento Estado colombiano correrá con todos los
gastos. Pero la decepción será tremenda. De hecho, según los anuncios del "flamante" ministro de Vivienda, los
primeros beneficiados serán los damnificados por las fuertes temporadas de
lluvias ocurridas en los años 2010 y 2011.
Veamos cómo sería el proceso: los municipios ponen a
disposición los terrenos para que se construyan las casas gratis y si los
alcaldes tienen muchas ganas pero poca tierra, entonces vendrá la expropiación. Después, entra el gobierno central y
construye las casas, con los dineros anunciados en el decreto
430 de 2012 que establece que los damnificados no tendrán que pagar un solo
peso por su vivienda.
El decreto señala que, dependiendo de la categoría del
municipio, las familias recibirán un subsidio que va desde los casi 40 millones
hasta los 25,5 millones de pesos. Sin embargo, con ese dinero no es posible
construir una vivienda si se incluye la compra del terreno. Entonces viene la decisión de la
expropiación, aunque por esta vía, el Estado también tendrá que pagar los
terrenos, lo que impactará el resultado final de la construcción. Si un lote de 32 m2 cuesta en las
zonas ilegales de Soacha entre 8 y 10 millones de pesos, por ejemplo, solo
quedarán 15 millones para construir.
Es más: la mano de obra por metro cuadrado construido cuesta
cerca de 200.000 pesos y los materiales para dejarla en obra negra suman,
también por m2, cerca de 150.000 pesos. Total: los recursos disponibles alcanzarán
para construir menos de 43 m2, sin baterías sanitarias, ni pisos, ni
puertas, ni ventanas; que es lo que más cuesta en una construcción. En términos reales, el metro cuadrado de
construcción, incluyendo los acabados más ordinarios, supera los 500 mil
pesos. Así las cosas, si la casa gratis
queda con 43 m2, a la larga, la familia que quiera ocupar la
vivienda tendrá que desembolsar casi 6,5 millones de pesos, si de lo que se
trata es de hacerla medianamente habitable.
La frustración por las casas gratis será enorme. De hecho, según el reporte de la Dirección de
Gestión del Riesgo, en el periodo
de abril 2010-abril 2011 el número de familias damnificadas ascendió a
759.552. Esto significa que si el
gobierno quisiera dedicar las cien mil casas gratis a los damnificados, tendría
un déficit de casi 660.000 viviendas en obra negra e igual número de familias en
situación de calamidad.
Sin embargo, como el populismo de finos modales se tomó
el país, Germán Vargas Lleras dijo que además de los damnificados, el programa
incluirá a los desplazados. En plata
blanca, esto significa que más de un millón de familias verán frustrados sus
sueños de acceder a la casa gratis que ofrece el gobierno, esto sin incluir a
los parásitos y avispados que ven en el paternalismo estatal al dios que les
tiene que satisfacer todas sus necesidades sin mover un dedo.
Volvamos al principio: el viernes pasado se presentó una protesta
de damnificados por las lluvias de 2011. Según los manifestantes, les incumplieron con el subsidio que anunció el
propio Juan Manuel Santos, durante un mediático recorrido en lancha que hizo
por las zonas de Kennedy y Bosa.
Es que la administración del Tugurio Capital (también conocido como Bogotá) se ha convertido en una gigantesca ONG, inoperante,
sobreexpuesta, “twittera” y ávida de recursos, decidió desconocer el censo de damnificados
elaborado por la anterior administración y se dio a la tarea de diseñar un
nuevo censo que terminó en febrero pasado… pero el plazo para entregarlo era el
31 de enero, por lo cual el gobierno central no pudo girar los 16.000 millones
de pesos que ahora exige la Alcaldía de Bogotá, que operando como cualquier ONG,
ha movilizado a los inconformes para que le saquen la platica al Estado.
Sin embargo, los manifestantes dijeron cosas
interesantes: ¿Si Santos no ha cumplido con 1,5 millones de pesos por familia,
cómo va a responder por cien mil casas gratis? También sostuvieron que a ellos
les había costado conseguir lo que perdieron, mientras que las cien mil casas
gratis serán un regalo para gente que no se ha esforzado y preguntaban, ¿ese es
el derecho a la igualdad?
Ese asistencialismo populista y parasitario que están promoviendo
los gobiernos nacional y algunos locales, finalmente terminará saliéndose de
control, pues están incubando un monstruo que desestabilizará lo poco que queda
de Colombia: ahí estará el HB colombiano, la Marcha Patriótica, para recoger
inconformes y frustrados a los que les prometerán, como cualquier comunista que
se respete, castillos en el aire que nunca se harán realidad.
14 comentarios:
Jaime, creo que en el post no se menciona lo principal. Supongamos que efectivamente se construyen y entregan las casas, ¿de quién es el dinero? Sigamos suponiendo que es de los colombianos ricos, cosa que ya es muy discutible por muchos aspectos, pero ¿cómo es que se entrega a 100.000 familias? Otros muy miserables querrían tener para pagar el arriendo de una piecita y no vivir debajo de un puente. No, que se jodan, la plata se va en darles casa propia a los que les caigan bien a los agentes del ministro.
Eso en pura gracia de discusión. A la hora de la verdad las casas se venden a quienes se las arreglan para incentivar a los funcionarios que las adjudican, cosa que está en la lógica y es en la práctica inevitable: ¿por qué no la va a merecer más el que consigue la mitad de su valor para sobornar al funcionario? ¿De qué modo hay más moralidad o justicia en regalar casas por capricho o azar que en enriquecerse haciéndolo?
Pero eso también se dice en pura gracia de discusión. Si hay recursos para construir esas casas con un gasto directo del Estado, ¿por qué no quitar el 4 X 1.000 que genera muchas distorsiones económicas y termina afectando al crecimiento y al empleo? Eso haría construir muchas más casas y favorecería de forma mucho más equitativa a todos los pobres.
Pero ¿y la parafiscalidad? Lo mismo, abaratar los costos laborales favorecería la creación de empleo estable, pero ni a la caterva de rateros que "gobierna" le importa, ni a los supuestos críticos les afecta en nada: no conciben una oposición que propone otras políticas, sino sólo ver cómo se las arreglan para atraerse a los hampones que ejercen de congresistas y senadores, a ver si volviendo a poner a Uribe pueden ocupar los puestos de que los excluyó Santos.
JAIME RUIZ:
En lo personal, lo fundamental es el proyecto que autoriza la expropiación y el populismo ramplón que se exhibe con el anuncio de las casitas gratis.
Todo lo que afirmas efectivamente puede ocurrir, pues al ver el panorama se observa una improvisación pavorosa en el "proyecto", que es muy conveniente para los intereses clientelistas, en caso de que algún día se haga realidad.
Saludos y un abrazo.
No, perdona pero no es así. Expropiar se puede expropiar si se indemniza correctamente y el proyecto lo amerita, y populismo puede haber de muchos modos, también programas como Familias en Acción son populistas. No habría nada propiamente atroz en eso.
Pero que se gaste la plata en favorecer al 1% de los ciudadanos con una propiedad que a los demás les está vedada, eso es un despojo y una iniquidad muy grande, y a veces parece que soy el único que lo ve.
No importa mucho si hay improvisación, ni siquiera si entran los intereses clientelistas. Puede que la gente envidiosa sufra mucho porque algún funcionario se enriquezca vendiendo las casas, pero ¿en qué empeora eso la situación de los demás?
Sencillamente se roba a muchos para favorecer a pocos. Y uno alude al tema y siempre se encuentra como si el Estado pudiera hacer eso tranquilamente con el dinero de todos. O como si tuviera una caja inagotable.
JAIME RUIZ:
Dijiste las palabras clave: indemnizar apropiadamente y si el proyecto lo amerita. Pues bien: no creo que exista la menor garantía de una indemnización apropiada (serán largos procesos judiciales cuyo desmadre se verá en 10 o 15 años) y los méritos del proyecto se darán exclusivamente desde la perspectiva de la conveniencia electorera.
El asunto de la fuente de los recursos, y la destinación desigual, es otro tema de discusión diferente al del post.
Un abrazo.
Muy bien, es otro tema, pero me parece que es lo que importa. ¿Por qué expropiar terrenos y no simplemente comprarlos? De hecho, hasta las casas. Si la cuestión no es gastarse la plata en comprar votos, no hay tanto problema en comprar las casas baratas que estén en venta y dárselas a los más pobres.
JAIME RUIZ:
Ese es el punto: la plata es para comprar votos, pero creo que todo les saldrá al revés.
Un abrazo.
De acuerdo con Atrabilioso: les saldrá al revés. En parte por lo que dicen Jaime Ruiz y Atrabilioso(por la inmoralidad del asunto combinada con el hambre populista en el ámbito local).
Eso y el afán de protagonismo de los "progres" que tienen visibilidad: hoy oi a Robledo opinando acerca el asunto y el tipo estaba molesto porque la ley dejaba abierta la posibilidad de que el gobierno hiciera algún cobro a los beneficiarios. Lo que quiero decir es que les va a salir mal porque, en la forma, el proyecto no es lo suficientemente populista (aunque en realidad sí lo es y así se vende).
También estoy de acuerdo con Jaime Ruiz en que no parece haber oposición seria a todo esto. Pareciera que Venezuela y Argentina son ahora el parámetro de Santos. Y todos los opinadores felices.
Lo más cómico (o trágico), es que señalar lo que ya han dicho aquí es una muestra inequívoca de mezquindad: quien lo haga es un reaccionario que odia a los pobres y no quiere que tengan casa.
Sí, efectivamente vivimos en un muladar.
Parece que lo de Angelino Garzón era cierto.
Dios nos coja confesados. El uribismo no sólo nos legó a Santos y la obra de Santos. Puede que incluso ayude a algo peor que Santos.
ANTES ANÓNIMO:
Lo que está pasando me trae a la memoria los albores de las presidenciales en Venezuela en 1998.
Un abrazo enorme.
JAIME RUIZ:
¡Imagínate! Y no solo eso: ya comenzó a utilizar el cargo para convocar reuniones y ambientar su candidatura: Uribe, y su cortedad de miras, terminará siendo el peor enemigo de la democracia y del país.
Saludos.
Estimado Jaime:
Constitucionalmente el estado, los órganos del estado, ni los funcionarios del estado pueden realizar donaciones. ¿Entonces cómo harán? No es válido una ley, sería necesario un cambio constitucional que demoraría mínimo un año.
Y si se construyen las 100 mil casas ¿quién garantiza el sistema selección? Hay tantos damnificados que muchos puedes estar amarrados a determinado gamonal de pueblo.
Saludos.
Camilo Andrés
CAMILO:
No había considerado el asunto legal que mencionas y que resulta sumamente grave.
Los gamonales, que son los mismos que controlan a los alcaldes municipales, deben estar listos a satisfacer con casas gratis a sus clientelas... No lo dudemos ni por un instante.
Un abrazo.
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