18 de abril de 2012

Descendiendo de la cumbre


No terminaba aún la clausura de la Cumbre de las Américas y ya se escuchaban cantos de victoria en las cadenas de radio y canales de televisión afectos al gobierno, ávidos de continuar facturando las jugosas sumas provenientes de las pautas publicitarias que les ordena la Casa de Nariño. El júbilo reinó durante horas; nuestro presidente —al decir de los presentadores de noticias— había dejado en alto el nombre de Colombia. Somos ahora un país digno de organizar eventos como el de Miss Universo o quizás la entrega de los premios Oscar.

Treinta y tres presidentes, acompañados de fastuosas comitivas, disfrutaron placenteramente cada uno de los momentos que cuidadosamente planeó el primer mandatario de la nación, a quien “no le tembló la mano” para desplegar una parafernalia sin precedentes en la historia y hacernos aparecer como una nación rica ante el mundo. Brillaron por su ausencia los analistas internacionales pero sobraron los comentaristas de televisión de todo género que haciendo gala de sus grandes conocimientos en todo lo relacionado con el mundo de la alta costura y de la moda, nos entregaron detalles minuciosos sobre los atuendos que lucieran los ilustres presidentes, cancilleres y emperifolladas canéforas que desfilaron por las calles de Cartagena. Fue obvio que todos los comentarios estuvieran dirigidos a la preparación, logística, precisión y lujo con que se desarrollaron las diferentes actividades que conformaron la agenda, porque en lo referente a resultados tangibles, el balance resultó ser negativo al no lograrse una declaración final, aparte de que la duración de la visa americana será ahora de diez años y de que entrará en vigencia el TLC —anuncios estos hechos por Obama, mas no logros del presidente—, el dividendo recibido es pobre.

Este cómplice de los enemigos de Colombia, permitió enredar la agenda con la inclusión a última hora de temas como el de las Falkland-Malvinas y la ausencia de Cuba. Por iniciativa propia, él incluyó el punto de la legalización de las drogas, tema que abordó con pobreza argumental y sin lograr convencer, dada la falta de preparación de un proyecto completo que explicara en detalle los planes para enfrentar cada uno de los problemas que aparecerían en una sociedad en la que la producción y consumo de drogas fuera legal. En Colombia, lo mínimo que pasará con la legalización de las drogas es que al desaparecer el narcotráfico, fuente de financiación de las FARC, el secuestro extorsivo se incrementará a niveles inimaginables. Con sus locomotoras en reversa, el presidente nos conduce rápidamente al pasado.

La soberanía sobre las Falkland-Malvinas, problema doméstico exclusivamente de Argentina, no tenía razón de estar en la agenda de la cumbre. ¿Intenta advertir esa señora al continente sobre posibles colonizaciones futuras cuando la última se dio hace dos siglos? Por lo demás, a ningún país le importa un islote habitado por británicos, literalmente en la Patagonia, donde el Reino Unido ejerce soberanía desde hace doscientos años. Este país defendió por la vía de las armas su soberanía allá hace treinta años y por lo que hemos visto últimamente, no parece dispuesto a ceder. No puede dejar abandonados ahí a sus nacionales.

El principal tema que era el de la pobreza quedó en veremos. Así pues, los enemigos de Colombia, principales cómplices del presidente, nos sabotearon la cumbre mientras él se pavoneó sonriente y seguro de ver que todo marchaba según sus oscuros intereses personales.

La reclamada presencia de Cuba, imposible desde el punto de vista normativo, tomó un espacio que no tenía por qué ocupar, pero que el presidente, avergonzado con nuestros enemigos Castro, Chávez, Correa, Fernández, Morales y Ortega le otorgó e hizo hasta lo imposible por justificarla. Detrás del disimulado sentimiento de solidaridad con el pueblo cubano se esconde el comienzo de la legitimación de una de las más brutales y antiguas dictaduras del planeta, con más de cincuenta años de azotar a un pueblo que no goza de libertad de expresión, de disensión, de prensa, de información, de elección democrática de sus gobernantes. Los enemigos de Colombia están afanosos por hacer que esa aceptación se produzca puesto que les abre a ellos las puertas de la continuidad en el poder y de la implantación de dictaduras de corte bárbaro en sus países. Recordemos que todos ellos llevan dos y tres períodos consecutivos en la presidencia y han venido coartando las libertades de prensa y de expresión e introduciendo cambios fundamentales en los sistemas de educación –estrategias todas estas conocidas de rancios regímenes- para ir consolidando sus modelos dictatoriales a perpetuidad.

Le brillan los ojos a nuestro presidente, acariciando la idea de seguir por la senda de nuestros enemigos habiendo sido esta su principal motivación durante la cumbre, de espaldas a su país, olvidando por completo los intereses superiores de su patria. Al servicio del comunismo, avanza sigiloso, astuto, calculador como el más peligroso de los ofidios venenosos tras La Joya de la Corona, como se le conoce a nuestra patria desde la época de Stalin. Nuestro deber de colombianos ha de ser el de reclamar, de la manera más sentida, enérgica y contundente posible, el cumplimiento de sus promesas electorales como fueron las de gobernar con la agenda que propuso y con la cual se hizo acreedor al solio de Bolívar, con los votos de más de nueve millones de colombianos. ¿Será que, usando sus mismas consignas, tendremos que recurrir a una combinación de todas las formas de lucha?

1 comentario:

antesAnónimo dijo...

Al ver todo el espectáculo en la prensa, no pude dejar de pensar en el potlatch.

Por 77ava ocasión, enlazo un análisis (sensato en mi opinión) acerca de la irrelevancia de esas cumbres.

Un párrafo interesante:

"Even when United Nations resolutions contain lofty and ringing phrases about the "concerns" of "the international community" or invoke "world opinion"-- or perhaps even warn of "grave consequences"-- none of this is likely to lead any country to do anything that it would not have done otherwise."

Nota: no he podido cambiar mi nombre. Soy el mismo Anónimo que ha comentado en las últimas entradas.