20 de febrero de 2012

Santos: ¿A tapar el sol con un dedo?

Por Jaime Restrepo Vásquez.

Nada más alarmante que un gobierno a la defensiva, pues esto indica que hay una crisis en pleno desarrollo que no puede ser ocultada con cortinas de humo.

En esas anda el gobierno de Juan Manuel Santos. En días pasados el ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón se reunió con los alcaldes y gobernadores del país y les solicitó prudencia para no magnificar la información relacionada con la barbarie terrorista.

Unas horas más tarde, el propio presidente de la República llamó “idiotas útiles” a los que supuestamente hacen política con la escalada terrorista que viene afrontando el país. Santos, ya sin su sonrisa socarrona, aseguró que “tenemos unos idiotas útiles que para hacer política quieren magnificar los efectos del terrorismo y le están haciendo juego al terrorismo”.

Llama la atención que sea el propio Santos el que llama “idiotas útiles” a los que hacen política con el accionar terrorista: ¿Acaso él mismo no usufructuó las banderas de la contrainsurgencia y las ondeó sin miramientos durante su campaña política?

Pues bien: haciendo cuentas, un “idiota útil” descrito por Santos es su propio Ministro de la Defensa, quien reconoció que en enero de este año se incrementaron los ataques con elementos explosivos en el país… ¡Muy sutil el ministro! Esos ataques con explosivos dejaron un saldo de más de 150 policías, militares y civiles asesinados por las FARC, la cifra más alta en una década.

¿Cómo ocultar semejante masacre? Según se puede interpretar de la actitud defensiva del gobierno, hay que guardar silencio frente al accionar terrorista, pues divulgarlo o tratar de contextualizarlo, resulta siendo un acto de magnificación de la barbarie.

Santos y sus muchachos se equivocan de cabo a rabo. En primer lugar, porque la información es el resultado de hechos comprobables, y son esos hechos los que han crecido en intensidad y sevicia. En este sentido, culpar al mensajero —sea un actor político o un medio de comunicación— de la escalada terrorista demuestra el desespero del gobierno nacional y su impotencia para lidiar con lo que él mismo generó.

Ahí viene la segunda demostración de lo perdido que está el gobierno, pues es el apaciguamiento, el ánimo negociador y la condescendencia con las FARC lo que ha propiciado el escenario de violencia que vive el país, ya que ningún gobierno en Colombia puede desconocer que la sola mención de una posibilidad de establecer una mesa de diálogo, lleva a los terroristas a exhibir su poder para llegar más fuertes a la negociación.

Adicionalmente, el amiguismo entreguista del gobierno Santos con aquella tiranía que les brinda refugio territorial a las FARC, no solo reduce la posibilidad de avanzar en el desmantelamiento de la organización terrorista, sino que les otorga cierto grado de tranquilidad. Basta observar la rapidez con la que actúa la dictadura venezolana para deportar al cabecilla de una banda criminal y contrastarla con la cantidad de obstáculos que el chavismo ha interpuesto para evitar la extradición de ‘Julián Conrado’, el cantante de las FARC: ahí sí el gobierno de Venezuela se convierte en un ente que respeta el orden legal y la división de poderes, aunque solo sea la excusa para no devolver a Colombia a un terrorista que es, para Chávez y sus esbirros, un “hermano bolivariano”.

Ante el cinismo de la dictadura, el gobierno de Santos guarda silencio, es extremadamente prudente y se hace el de la vista gorda, para no incomodar al mejor amigo del presidente colombiano. Es más: frente al contraste entre la rauda efectividad y la obstaculización leguleya, un pronunciamiento sería lo mínimo que un mandatario de verdad, o una Canciller menos preocupada por su apariencia y más concentrada en su trabajo, harían ante la evidencia aplastante.

Sin embargo, no solo es ‘Julián Conrado’ el que sigue disfrutando de la protección de la dictadura venezolana: también está el ex jefe de prensa de Ernesto Samper, el periodista William Parra, quien se refugió en el vecino país ante la orden de captura internacional por vínculos con las FARC.

Curiosamente, mientras el gobierno Santos no se inmuta por la situación de Parra y ‘Conrado’, otro gallo canta cuando se trata de colombianos que no están en la línea pro FARC del santismo: hay que ver los esfuerzos de la Canciller contra María del Pilar Hurtado, por ejemplo, para que Panamá viole las normas internacionales y le retire la condición de asilada política.

Que Santos no se engañe: es el propio gobierno el que ha magnificado la barbarie al hacerle el juego a los terroristas, ya sea a los palurdos del monte o a sus jefes vestidos de civil; hablando de paz y de negociación y siendo indiferente ante la arremetida judicial que busca destruir a las fuerzas de seguridad del Estado, reduciendo en dos terceras partes, la capacidad operativa del Ejército y de la Policía Nacional… Esos son hechos descritos por el propio ministro de la Defensa y ocultarlos solo le hace bien al desesperado e inepto gobierno de ‘Memel’ y su combo.

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