25 de mayo de 2011

Presidente Santos: ¿quién será el demente?

Las declaraciones de Juan Manuel Santos contienen un cinismo aterrador: "Me acusan de querer la paz. Esa acusación me honra. Cualquier persona tiene que estar mentalmente enferma si no quiere la paz".

Lo último que le faltaba a Santos era retroceder a los años ochenta y noventa del siglo pasado, cuando los candidatos presidenciales se presentaban, sin excepción, como los portadores de la llave de la paz. De hecho, no puedo dejar de recordar a Ernesto Samper, ya en la Presidencia de la República, cuando ofrecía desmilitarizar La Uribe, en el Meta, como punto de partida para una negociación de paz con las FARC. Es más: Samper dijo, en aquel momento, que nadie podía dudar de la voluntad que animaba a su gobierno, al tiempo que sostenía que la paz era prioridad nacional.

¡Qué similitud en el discurso! Santos se siente honrado por las críticas de querer "buscar la paz", mientras que Samper anunciaba con entusiasmo, la voluntad de paz como una prioridad nacional.

Un año más tarde, en 1995, el mismo Ernesto Samper les pidió a las FARC una muestra real de paz, tal y como lo hizo, 16 años después, el ministro del Interior Germán Vargas Lleras, al solicitarles a los terroristas que liberaran a los secuestrados o hicieran cualquier gesto que generara confianza en la ciudadanía.

Ya sabemos en qué terminó la prioridad de la paz a cualquier precio: 42 mil kilómetros despejados en los que las FARC no sólo delinquieron, sino que aseguraron el control territorial como requisito indispensable para el reconocimiento de la beligerancia.

Ahora el samperista presidente colombiano —¡qué cosas, el golpista ahora tiene como consejero insigne a quien quería derrocar!— retrocede a los tiempos pre-caguaneros, repitiendo los mismos pasos de Samper y de Pastrana.

Dice Santos que cualquiera que no quiera la paz, tiene que estar demente... ¿será cierto? Comencemos por lo básico: ¿cuál es la paz que propone Juan Manuel Santos, con la jauría de ex presidentes favorables al terrorismo? Por lo visto hasta el momento, es una paz vindicativa en la que se extermina física o moralmente a todo aquel que pueda ser vinculado con Álvaro Uribe, cuya popularidad sigue siendo un obstáculo para las aspiraciones del triunvirato que gobierna.

La paz santista incluye silenciar a quien no apruebe o celebre las ocurrencias pacifistas y cleptocráticas del Presidente, como las leyes de víctimas y de tierras y la anunciada ley de paz, que ha venido a liderar el cuestionado Baltasar Garzón.

De igual forma, la paz versión Juan Manuel Santos, neutraliza la acción militar, mediante el apoyo solapado a la persecución judicial a la que vienen sometiendo a los soldados y policías de Colombia. Lo anterior no sólo posibilita que las FARC puedan recuperar algunos territorios, a costa de la vida de uniformados y civiles, sino que permite que la ciudadanía esté indefensa ante el accionar terrorista.

Esto, como ocurre en cualquier proyecto autoritario impulsado por el Foro de Sao Paulo, tiene el propósito de arraigar la vulnerabilidad para que la ciudadanía apoye cualquier propuesta de paz, por disparatada que sea: eso ya pasó, cuando Pastrana fue elegido por una nación desesperada por el accionar terrorista y vio en la foto con 'Tirofijo', una oportunidad para alcanzar la paz a cualquier precio: tres mil secuestros por año, miles de uniformados asesinados o multilados, expansión del narcotráfico como negocio alternativo de las FARC, alcaldes gobernando desde las capitales de departamentos, intentos del terrorismo por dinamitar hidroeléctricas como El Guavio y muchas atrocidades más... ¡Ésa es la paz que quiere Santos!

Así mismo, la paz santista incluye la entronización de la dictadura de los jueces, quienes vienen aplicando la ley interpretativa, como fórmula para justificar el régimen inquisitorial, sesgado y político que han implantado en el país: mientras que los computadores de alias 'Jorge 40' no requirieron protocolo alguno, ni se detuvieron en detalles mínimos como la cadena de custodia de esos aparatos; las certificaciones de la policía de policías, Interpol, no son suficientes para validar la información contenida en los computadores de 'Raúl Reyes'.

Pero lo más importante: esa paz santista incluye la negociación de las leyes con los representantes del terrorismo, ajustando la Constitución de Pablo Escobar a los intereses de la izquierda latinoamericana (en lo internacional) y de los Colombianos por la Paz, en lo nacional.

Lo grave para Santos, es que en Colombia somos millones los locos que nos negamos enfáticamente a semejante propuesta de "paz", pues tal adefesio es una deformación total del concepto y una puerta al infierno del socialismo totalitario, que padecen por desgracia, varios pueblos latinoamericanos.

Es más: somos muchos colombianos que anhelamos la verdadera paz, es decir, la de la rendición de los delincuentes y terroristas, con una cláusula de inhabilidad política permanente. A muchos no les preocupa que paguen sólo cinco años de cárcel por todos sus crímenes, pues la verdadera paz se alcanzaría si se les despoja del poder que están a punto de conseguir por la "tercera vía" santista.

Lo cierto es que estamos locos, pues millones consideramos que los terroristas no son criminales altruistas, ni mucho menos sujetos políticos a los que se les deba premiar, acordando con ellos las leyes y una reforma constitucional.

En retrospectiva, viendo la tragedia del secuestro, el sufrimiento ocasionado por el terrorismo a miles de familias, por el asesinato de sus seres queridos; los miles de civiles y uniformados discapacitados por obra y gracia de las minas antipersona y el estado de postración en el que estaba el país en 2002; uno se pregunta: ¿será que quien propone la paz, versión Santos, Samper y Pastrana; no es un orate que requiere atención prioritaria en un sanatorio mental?

Parece que otro cambio en la Casa de Nariño, éste sí indispensable, debe ser la especialidad del médico que atiende a Santos: la aromaterapia debe abrirle paso a la psiquiatría, pues la paz de Juan Manuel Santos es sólo un síntoma más de la dolencia mental de aquel que ha renunciado a aplicar la voluntad de sus votantes.

9 comentarios:

Raul Plazas Galindo dijo...

Aquí lo que hay es una crítica de las propuestas de reconciliación de los gobiernos anteriores a la dictadura de Uribe. Pero no dice, ¿por qué es malo querer la paz? ¿No es cierto que quien quiere la guerra está loco?Bueno, hay otra opción, y es que tenga por negocio la venta de armas o cosas así.

Atrabilioso dijo...

RAÚL PLAZAS GALINDO:

Evidentemente usted no leyó el texto, pues si lo hubiera hecho, encontraría la exposición de motivos por lo que es malo querer la paz, VERSIÓN Santos.

De igual forma, usted reduce el concepto de paz a la ausencia de conflicto (cuando habla de guerra) y esa resulta siendo una visión minúscula de lo que significa la paz. En síntesis: la paz que propone Santos es un cúmulo de actos de violencia política, judicial y social que se distancian por completo de la paz requerida por el país.

Saludos.

Miguel Antonio Cortés dijo...

La guerra funcionó por un tiempo, ahora es tiempo de paz.

Atrabilioso dijo...

MIGUEL CORTÉS:

¿A qué paz se refiere? Sería interesante que la describiera con detalle.

Miguel Antonio Cortés dijo...

Si las Farc y el ELN se desmovilizaran... todo esto gracias a un proceso de paz.

Atrabilioso dijo...

MIGUEL CORTÉS:

¿Qué tendría que ceder el país para esa presunta desmovilización?

Mientras los palurdos se desmovilizan, ¿qué pasa con los líderes terroristas vestidos de civil?

Eduardo dijo...

Y llego la PAZ de Santos!! Los palurdos de camuflado se desmovilizan y se convierten en sicarios y atracadores; los lideres de camuflado se convierten en senadores, alcaldes y gobernadores; los lideres que nunca usaron camuflado pasan a disfrutar las rentas que les otorga la ley de victimas y la constitucion bolivariana del 2014; los trabajadores y empresas capitalistas a pagar impuestos del 60% para cubrir las rentas de los pacifistas...

Me siento de nuevo en los 90!!

Eduardo dijo...

dejo una nota: Mientras el demente habla de seguridad en la Camara de Comercio de Cali, a mi me intentan robar el celular en el bus, con amenaza de plomo y todo... que viva la "paz"!

CM17X dijo...

Miguel C: Creo que usted no es capaz de contestar la pregunta que le hace atrabilioso por una sencilla razón, usted es un simplista que cree que la guerra se acaba cuando el último guerrillero entregue el fusil, sabiendo que los verdaderos comandantes están ahí afuera haciendo leyes para salvarse y salvar a los que tengan un rango al menos medio.
Muy conformista es su posición, está de acuerdo con quienes alimentan a los terroristas que señala como problema en Colombia, cuanta ingenuidad.
Le reitero, cambie de hobbie.