Por Jaime Restrepo
Vásquez.
¡Hola, veo mucha indignación contra
Piedad Córdoba! Ese discurso veintejuliero que se echó frente a muchos “indios” blancos
o bien mestizos
–porque no todos eran miembros
de la guardia indígena–, hizo que hasta el propio ministro de la Defensa
saliera a despotricar de la “pobre perseguida”.
Alguna colombiana despistada –eso sí,
doctora y convencida de su alta alcurnia– me dijo que no era justo que atacaran
así a la única colombiana que ha logrado la liberación de los secuestrados.
Es que al ver a la defenestrada, muy oronda y muy
maja, despachándose contra el Ejército, la Policía y hasta contra el presidente
de la llave de la “paz"; se le nota cierta cara de llavero: puede que Memel
tenga la tal llave, pero está metida en un llaverito llamado Piedad Córdoba, que se le pierde
con facilidad, aunque finalmente, llavero y propietario terminan encontrándose
una y otra vez.
¿Estamos bravitos con la del turbante? ¿Y por
qué? ¡Ah, cierto! Pidió que tumbaran a Juan Manuel y eso molesta a más de uno,
pues se supone que ese privilegio solo lo tienen los tiburones uribistas pura sangre y no la chavista-santista de
la Córdoba.
En cambio, yo no me siento indignado… las “indignaciones” se las dejo a esos amarillistas y sensacionalistas que han
usufructuado la violencia urbana en los medios de comunicación. También les cedo la indignación a los oportunistas que
en el colmo de la originalidad crearon un movimiento –más bien parsimonioso-
que se llama Manos limpias por
Colombia, aunque el silencio que guardaron frente a las arengas de Piedad Córdoba –en
comparación, por ejemplo, con la airada reacción frente a las declaraciones de Juan
Manuel Corzo sobre la platica para la gasolina– y el doble rasero
de su militancia, podría darles la clave para renovar el nombre y convertirse
en indignos para Colombia.
Entonces, vuelve y juega, no me indigno
con Piedad Córdoba, ni pido que la procesen judicialmente, como si tuviera la esperanza
de que algún día la justicia colombiana fuera capaz de renunciar a las dádivas chavistas
que llegan a Asonal Judicial y sus operadores tuvieran algo distinto en sus
cabezas al pensamiento comunista, que les incubaron desde su más tierna infancia
y después pulieron en las “universidades” del país.
Es que de tanto ver la realidad de la
justicia colombiana, perdí la ingenuidad de creer que algo bueno, o positivo
para el país, podría salir del poder judicial, una estructura que opera solo
desde la óptica política, actúa de acuerdo a las simpatías o antipatías que
despierta el perseguido y solo procede
conforme a las presiones de los “doctos” periodistas colombianos… ¡Como nos
aleja de la verdadera paz, esa farsa que tenemos por justicia!
Y como no me indigno, pues escucho con
atención lo que dijo la defenestrada en el Cauca, y compruebo que no es nada distinto a
lo que ha venido repitiendo a lo largo y ancho del planeta: revolución,
derechos, justicia social, revocar a todo el mundo y cosas por el estilo. Me
perdonan los indignados con Piedad Córdoba, pero lo de ella no son discursos sino
arengas adobadas con lugares comunes e intentos pueriles de propaganda
comunista, como si su capacidad de oratoria se restringiera a unas cuantas
frases hechas, que repite sin parar, adaptándolas a las circunstancias del
momento.
¡Caramba! La Córdoba va y reparte platica
para que los indígenas se amotinen, seguramente les recuerda los compromisos entre
el chavismo y los cabildos indígenas –es decir, entre las FARC y los
representantes de los resguardos- les da cuerda para caldear los ánimos y
después agarra su turbante, se quita las botas, se monta en su camioneta
blindada y regresa a la comodidad de la ciudad, mientras los indios, como
Mambrú, se van a la guerra.
Y ahí está la situación ética que deja
en evidencia, todo el proceder del chavismo y de su ejército privado, las FARC: la destituida senadora liberal, con la plata de Chávez, no quería respaldar a los indios, ni apoyarlos
en la recuperación de sus tierras “sagradas”, en las que cultivan cosas nada
sagradas, pues lo sagrado no tiene precio. Lo que ella quería, en un desprecio infinito
por las tribus que habitan al norte del Cauca, es que se encargaran de frenar
al Ejército y azuzaran a la Policía, de tal forma que algún soldado o policía que sintiera copada su posición,
diera inicio a una masacre de incalculables proporciones.
Mientras Piedad Córdoba les hablaba de justicia,
paz y vida; ella solo veía los pedazos de carne en los que se convertiría su
auditorio… La del turbante anhelaba un baño de sangre para desprestigiar a las Fuerzas
Armadas y motivar a los conmovidos “indignados” a presionar el despeje de la
zona para las FARC. También soñaba con un campo de batalla carmesí, de tal
forma que pudieran presionar la judicialización de los mandos militares del
Cauca, todos ellos con una larga trayectoria en la persecución al terrorismo.
¿Y el número de bajas que dejaría la
puesta en marcha de la estrategia? Le importaba tanto como la liberación de
Ingrid Betancourt, a quien ordenó
mantener en cautiverio.
Pero Piedad Córdoba no se quedó a encabezar la
asonada: Ella debe pensar que su vida vale mucho, como para arriesgarla al
compartir el hedor de una batalla… esas son cosas que le deja a la turba de
indios que dice amar y representar.
La del turbante quería sangre, esa que dicen las canciones de protesta,
sirve para abonar la tierra de la revolución; pues con una masacre cumpliría la
misión para la que fue enviada al Cauca desde Caracas... Así son los comunistas del siglo XXI.
AL CIERRE: La campaña Libérenlos YA nació
en Atrabilioso hace cinco años, por una idea de Jaime Ruiz, y a ella se unieron, en su momento, más de 200 blogs de todo
el planeta… Parece que las “Manos limpias” de los “Indignados por Colombia”
solo sirven para copiar, y por estar pensando en la “pulcritud”, carecen de tiempo
y cabeza para crear un nombre o un concepto y tienen el
descaro de afirmar que ellos fueron los creadores de la campaña… ¡Qué
suciedad, la de las “manos limpias”!
AL CIERRE II: Nos volvemos a encontrar
el 27 de agosto.
4 comentarios:
Piedad Córdoba como sus aliados políticos se escudan en la supuesta libertad de pensamiento para quedar liberes y hacer política a favor del terrorismo. Esa libertad de pensamiento debería ser denunciada y puesta al descubierto por que puede ser más dañina para el país que las bombas los tiros y secuestros de las guerrillas del monte.
BRABONEL:
En el tema de la libertad de pensamiento se está incurriendo en un error conceptual. Un sujeto tiene libertad de movimiento, pero si en ese proceso resulta herida o muerta una persona, porque el sujeto se la llevo por delante, no puede recurrir al argumento de la libertad para justificar su acción delictiva.
Es lo mismo con el asunto de la libertad de pensamiento: si en las palabras, opiniones, etc., se incurre en una conducta punible, salta los marcos de la libertad y se configura un delito. Sin embargo, en lo personal, poco me importa el tema de la justicia a la colombiana: me parece fundamental el asunto de la sanción social contra una persona que está destruyendo al país con sus conductas justificadas con leguleyadas.
Un abrazo.
Muchos de los que posan de "equilibrados" salieron con el cuento de que los noticieros pasaron solo apartes descontextualizados del discurso.
Para compensar, han pasado otros apartes, igual de descontextualizados, en los que se supone que la señora dice cosas importantes.
El resultado es en todo caso pavoroso. O la capacidad de la gente para analizar es nula o "la opinión" (una sinécdoque en honor a Jaime RUiz) algo "sesgada". Cualquiera que sea la conclusión (me inclino por la segunda), la perspectiva es asustadora.
ANTESANÓNIMO:
Ese es un lugar común utilizado por los delincuentes: o los sacaron de contexto o es una persecución política. Lo cierto es que ella instiga al delito para saciar su sed de venganza política con la sangre de los indios del Cauca. Es más: si las arengas de la defenestrada fueron sacadas de contexto, ¿por qué los indios finalmente acataron las instrucciones que impartió la Córdoba en los videos?
Un abrazo y gracias por sus comentarios.
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