16 de mayo de 2011

Complicidad

Por Jaime Restrepo Vásquez.

Vivimos en una sociedad acostumbrada a callar: aunque elogia las quejas y las críticas destructivas, cuando los asuntos parecen de fondo, esa misma sociedad exige el silencio inmediato.

Impresiona el pulso que se jugó el ex presidente Uribe con el tema del conflicto interno mientras guarda silencio ante graves situaciones como el informe del Instituto de Estudios Estratégicos en el que se establecen los vínculos de los gobiernos venezolano y ecuatoriano con las FARC.

A muchos les parece maravilloso el tono de armonía en el que se vienen desarrollando las relaciones diplomáticas entre Colombia y los regímenes de esos países, desconociendo que los vínculos entre Chávez, Correa y los terroristas, fueron los principales obstáculos para avanzar en la desactivación definitiva de las FARC.

El eje de la relación entre esos gobiernos forajidos y el grupo terrorista no es el tema financiero, pues a las FARC les sobra dinero después del adefesio de la zona de despeje. El fundamento de esos vínculos es netamente político y sus resultados se han visto en el campo político internacional, en donde las FARC (palurdos, socios y activistas civiles) han podido moverse a sus anchas, difundiendo su propaganda y sus falacias. Los frutos de esas relaciones se tradujeron en apoyos valiosísimos en escenarios internacionales como Unasur, recintos académicos como la Universidad Central del Ecuador y canales como TeleSur, dispuestos a difundir e imponer la causa terrorista.

Si a lo anterior se suma la compra de conciencias y de silencios, por parte del dictador Hugo Chávez Frías, el resultado es que las FARC tuvieron las puertas abiertas para acceder a las esferas de poder adscritas al Foro de Sao Paulo, mayoritarias en el continente. Es más: gracias a los apoyos de Venezuela y Ecuador, los miembros del FSP intentaron neutralizar cualquier acción en contra del terrorismo, acusando con cuanto epíteto se les atravesaba al gobierno colombiano de entonces.

Sin embargo, mientras en Colombia se guarda un silencio políticamente correcto ante el informe del Instituto de Estudios Estratégicos, y algunos mandaderos del terrorismo intentan descalificarlo en las redes sociales, en Venezuela existe una gran incertidumbre por la posición del actual gobierno colombiano frente al tema.

El Coordinador de Asuntos Internacionales de la Mesa de la Unidad, Ramón José Medina, pidió que se aclaren los pormenores del informe tanto en Colombia como en Venezuela y se mostró sorprendido por la actitud de los voceros del gobierno colombiano, que no hicieron comentarios sobre un asunto de tanta trascendencia y se limitaron a afirmar que sobre ese tema, Colombia ha decidido “pasar la página”.

Además, Medina hizo una pregunta muy pertinente: “¿Podrá Colombia ignorar los hechos que constituyen delitos perseguidos internacionalmente en aras de promover la nueva amistad?". La respuesta resulta aterradora: no solo puede, sino que el actual gobierno quiere ignorar esos hechos, no solo por el nuevo mejor amigo, sino para aclimatar la participación y colaboración del sátrapa venezolano en el proceso de paz que viene impulsando en Colombia.

El asunto es abominable: el gobierno Santos quiere “pasar la página” de las relaciones internacionales del terrorismo, no para evitar la repetición de los crímenes, sino para que se multiplique el número de víctimas, pues los “diálogos” con el terrorismo desembocan, irremediablemente, en esa monstruosidad.

Es que la imposición artificial de un clima de negociación, avanza con rapidez en todo el territorio nacional. Al silencio sobre el informe se suma la complicidad de la prensa al tratar de ocultar los crímenes que siguen perpetrando las FARC, como las últimas dos masacres ocurridas en el departamento del Cauca. En la primera, en Argelia, siete personas fueron asesinadas y en la segunda, en el Bajo Naya, el Frente 30 de las FARC masacró a cinco miembros de una familia procedente de Buenaventura que regresó al sector a recuperar sus tierras.

El servicio de propaganda mediática es tremendo: las masacres hay que ocultarlas para propiciar el clima de negociación y limpiarle, con el olvido, la cara a las FARC y a sus promotores nacionales e internacionales. Además, de carambola, esconden los hechos de violencia para tratar de detener la caída en barrena de la popularidad de Juan Manuel Santos.

De igual forma, un componente fundamental de esa acción es aumentar los ataques contra el anterior gobierno, enlodando con medias verdades y ocultamientos, el nombre de Álvaro Uribe Vélez: No he visto, ni oído, ni leído a Félix de Bedout, Daniel Coronell o a Darío Arizmendi, musitar palabra sobre la captura de dos terroristas de las FARC vinculados con el carro-bomba contra Caracol Radio. Ellos, que a grito herido atribuyeron el atentado a “fuerzas oscuras de derecha” —invento al que han intentado relacionar con el ex presidente— ahora callan frente a las evidencias recaudadas, como lo hizo en su momento el gobierno Santos.

El silencio sobre el dossier de Venezuela y Ecuador con las FARC, es una evidencia más de la complicidad y afinidad del actual gobierno, y de los medios, con las fuerzas políticas aliadas del terrorismo.

3 comentarios:

Eklipso dijo...

El silencio de Uribe con respecto al informe sobre los vínculos de Chávez con las Farc se puede justificar porque las relaciones internacionales deben ser manejadas únicamente por el presidente y su canciller y, cualquier pronunciamiento de su parte hubiera sido visto como una injerencia.

Sin embargo, durante el pulso que se jugó con la declaratoria del conflicto interno SI dejo claro que esto se prestaría para que los gobiernos vecinos presionaran por el reconocimiento de la beligerancia de los terroristas, reiterando, lo que todos sabemos y es que Chávez, Correa y, mejores amigos son benefactores de las Farc.

Ahora el hecho de que Colombia se hubiera pasado la página no indica que los venezolanos se queden sin hacer nada con ese informe, el gobierno colombiano no lo des legitimo, simplemente no se pronunció. Además si están esperando la mano salvadora desde Colombia están fregados, porque es claro que desde aquí no se va a hacer nada en contra de Chávez.

A mí me sorprende más ver a muchos quejándose por lo que dice o no dice Uribe y restando importancia o "pasando la página" con cosas vergonzosas como la corrupción de la justicia y su complicidad con un grupo de abogados muy sospechoso, lo de la ley de víctimas, lo de Baltazar Garzón, lo de los Nule... etc. Todo parece quedar tapado o superado con el show de último momento.

Alrededor de Uribe se ha montado todo un show que nos mantiene adormecidos o más pendientes de lo que dicen de él los medios o, incluso de lo que él mismo dice o hace y que termina desviando la atención de cosas muy serias. El nombre de Uribe le está siendo útil a muchos para ocultar las canalladas del gobierno actual.

¿Qué esperamos de Uribe? estamos viendo que él no va a hacer oposición y sus más cercanos colaboradores, incluso sus hijos le siguen haciendo barra a Santos.

La única declaración que nos sirve de Uribe es en la que anuncie que hay un rompimiento con Santos y la conformación de una oposición, mientras podrá decir lo que quiera, pronunciarse sobre lo que quiera o simplemente callar y no va a pasar nada porque se sigue vendiendo la idea de que las cosas están bien con Santos y que no hay porqué alarmarse.

Conclusión, con Uribe o sin Uribe tenemos que tomar acciones.

Buen artículo. Gracias.

Atrabilioso dijo...

EKLIPSO:

No es exacto el asunto del manejo de las relaciones internacionales, pues Uribe es miembro del Comité Asesor de Relaciones Exteriores y en tal sentido, tiene un espacio para pronunciarse sobre asuntos de extrema gravedad. Evidentemente los malquerientes gritarían que hay injerencia, pero la realidad indica que un líder con un respaldo popular tan grande, debe pronunciarse sin dilación.

En cuanto al tema de la beligerancia, Santos lo está haciendo tácitamente, al trabajar la agenda no tan oculta, de abrir caminos internos y externos para la negociación –claudicación- con los terroristas. Es más: el pulso fue inútil, pues de hecho Uribe reconoció en varias oportunidades el tema del conflicto interno e incluso, de haber sido un obstáculo, hubiese promovido un cambio del Código Penal, que contiene numerosos delitos cuya tipifcación requiere del concepto de conflicto interno.

Ciertamente el gobierno colombiano no deslegitimó el informe, pero en diplomacia, el significado de pasar la página es sencillamente una declaración de irrelevancia del documento.

En cuanto a las quejas contra Uribe, todo surge de una percepción que es equivocada: el ex presidente es visto como el líder de un gran número de colombianos que debía asumir el encargo de representarlos y no lo ha hecho.

Finalmente, no creo que Uribe haga esa declaración de oposición, pues creo que el cálculo es no quedar como un mal postulador con miras a las elecciones del 30 de octubre.

Un abrazo y mil gracias.

Miguel Antonio Cortés dijo...

¿Se cree mas uribista que Uribe?.