20 de julio de 2010

200 años después y no “salimos adelante”



Por Jaime Restrepo

Hoy se cumplen 200 años de lo que podríamos denominar el surgimiento de la nacionalidad, o en términos más precisos, el nacimiento oficial de la colombianidad.

En algunas ocasiones, esa colombianidad se manifiesta en lugares comunes como el reconocimiento a la gran laboriosidad de los colombianos, o el tener las mujeres más hermosas, o el mejor café del mundo.  En otras, la colombianidad acepta resignada otros lugares comunes como lo peligrosos y violentos que somos, o también se calla cuando nos señalan como los mayores narcotraficantes del mundo, con la mejor cocaína disponible en el mercado.

Ni hablar de las mujeres, a las que algunos señalan como licenciosas y proclives a dejarse llevar a la cama por unos cuantos dólares; idea esparcida incluso por mujeres extranjeras que viven y comen gracias a Colombia, como la columnista Salud Hernández.

Como siempre, los lugares comunes son exageraciones o equivocaciones que, a fuerza de repetirlos, se convierten en verdades casi incuestionables.  No se puede negar que los colombianos son buenos trabajadores, pero en el exterior, la gran mayoría se destaca por las labores desempeñadas en mantenimiento y trabajos de construcción.  Obviamente muchos colombianos sobresalen, con enorme esfuerzo, en los campos científico y cultural, pero teniendo en cuenta el número de nacionales que viven en el exterior, 4 millones según los cálculos más optimistas, se podría concluir que son la excepción y no la regla.

No voy a negar que nuestras mujeres son hermosas, inteligentes y decididas.  Tampoco sería justo no reconocer el enorme esfuerzo que hacen muchas por alcanzar sus objetivos.  Pero eso no puede ocultar que algunas colombianas, a sabiendas, viajan al exterior a engrosar las filas de la prostitución, o a incursionar con éxito en el mercado de la pornografía.

Ciertamente nuestro café es apetecido y reconocido, por los buenos catadores, como excelente.  Sin embargo, las narices especializadas han determinado que el polvo blanco colombiano merece la misma calificación del café y eso influye para que los connacionales sean vistos como “proveedores” en unos casos, o verdaderas amenazas en otros.
 
La frase de la identidad nacional 

Si me preguntan por una frase que defina al colombiano, esa es sin duda el “salir adelante”.  Me resulta difícil entender esa frase: ¿delante de qué o de quién? ¿Cuál es la distancia que mide el éxito de la misión? Esa frase, tan común en el vocabulario de los colombianos dentro y fuera del país, me resulta reveladora.

Salir adelante es como ganar una competencia en la que los demás son la medición del triunfo.  Refleja, a mi modo de ver, una condición mezquina en la que el éxito solo se evalúa como resultado de la comparación con la gente cercana.

Me demuestra además, que aquellos que quieren “salir adelante” no tienen objetivos propios, sino que desean superarse únicamente con respecto a los demás, pues la medición del triunfo debería surgir de la comparación, en un periodo de tiempo, de la situación personal que se tenía con respecto a la que se tiene en el momento de calificar el desempeño.

“Salir adelante” es riesgoso.  Si alguien desconoce el camino, o no tiene un mapa que lo oriente, y se aventura a “salir adelante”, puede terminar rodando por un abismo o enfrentado a una pared inexpugnable.  Ese adelante puede significar una derrota total, o la conquista parcial de alguna meta –siempre con referencia a otros “adelantados”-…  en todo caso, muestra que hay una ausencia estructural de proyectos de vida que permitan avanzar en una dirección acertada y alcanzar metas menos etéreas.


7 comentarios:

jcastros dijo...

En la frase “salir adelante” yo siempre he entendido que el punto de referencia en la posición de uno mismo en un momento anterior, tiene exactamente el mismo significado de "progresar", no ha lugar a la critica

Atrabilioso dijo...

JCASTROS:

"Adelante" es algo indefinido, etéreo y que a la larga puede significar cualquier cosa: si va por una vía con muchas curvas y abismos, y quiere salir "adelante", de golpe sale pero volando por un abismo...

Pero entre gustos, e interpretaciones, no hay disgusto.

Un abrazo enorme y felicidades.

Anónimo dijo...

BRABONEL.

Jaime, en todos los mitos existe algo de verdad. Por ejemplo yo me crié en un ambiente donde ser flojo era casi un delito y esa es una constante en todas las clases sociales de hoy que tienen raíces rulares, que vienen siendo la mayoría, bueno en lo que tiene que ver con la región Andina.
Un defecto de los colombianos es su ambición desmedida por la riqueza, el defecto no es ambicionar que no es malo sino de querer llegar ahí a cualquier costo con un desespero que asusta.

Sin querer cambiar el tema. En estos doscientos años a Colombia no le fue tan mal teniendo en cuenta que se trato de conectar al mundo con un producto tan barato como el café, otras naciones de la región lo hicieron con productos con mayor cotización en el mercado y por lo que vivieron y están viviendo si se puede decir que fracasaron. Muchos países del América latina contaron, sino con tierras productivas si con materias primas apetecidas en los mercados y que todas esas naciones cuentan con topografías agraciadas por dios cercanas a los océanos. Sino se industrializaron fue por su incapacidad no por falta de oportunidades.

Atrabilioso dijo...

BRABONEL:

Usted ha descrito maravillosamente lo que a mi juicio, es la diferencia enorme entre "salir adelante" y progresar. Su comentario es precisamente lo que considero como la búsqueda del progreso mediante las herramientas disponibles. Por eso afirmo que "no salimos adelante", pero eso no significa, bajo ninguna circunstancia, que no se presentara un progreso significativo en estos dos siglos. Al contrario: creo que hay evidencias de evolución, algunos indicadores de identidad (aunque temporales) y muchas cosas para sumar... eso para mi es progreso y no simplemente "salir adelante".

Aunque eso si, creo que mucha de la colombianidad sigue sujeta a "salir adelante" y no a progresar.

Un abrazo y felicidades.

Diego dijo...

Esa frase creo que pone en evidencia mas bien es el enorme fatalismo que sufrimos los colombianos. Salimos adelante a pesar de..El destino es muy cruel, naci pobre y feo, todo esta en mi contra..pero voy a salir adelante. Despues de vivir en EEUU un rato largo me doy cuenta que los americanos sufren de lo opuesto. Creen que no tienen límites, todo es posible y cuando topan con un muro no lo quieren aceptar.
¿Será que existe un punto medio? En todo caso, excelente este blog.

Atrabilioso dijo...

DIEGO:

Uff... usted ha puesto sobre el tapete un tema que me ronda desde hace tiempo: los motivos para el atajismo en Colombia. Efectivamente creo que el fatalismo ronda la colombianidad, en buena medida, porque las bases religiosas del catolicismo son esas: el fatalismo. En cambio el calvinismo es opuesto al fatalismo, pues parte de su docrina se basa en "todo lo puedo en Cristo que me fortalece".

Puede sonarle algo simplista mi explicación, pero vale la pena seguir profundizando el asunto.

Un abrazo y felicidades.

Diego dijo...

Que interesante su respuesta. En este momento estoy leyendo Chesterton y el tiene una manera muy distinta a la suya de ver el calvinismo y el catolicismo. Yo por mi parte soy un católico devoto y ortodoxo. No siento que mi fe esté atada necesariamente al fatalismo. Al contrario, me he vuelto menos fatalista mientras mas he profundizado en mi fe. Talvez ese fatalismo criollo tenga otra raíz. Lo cierto es que sí existe y es la causa de muchos problemas. Como escribí anteriormente, creo que el otro extremo también es malo y se refleja en muchos de los problemas que tiene EEUU. En todo caso, son asuntos muy complejos. Valoro mucho el análisis de estos asuntos que aportan tanto Ud. como Jaime Ruiz. Difiero en algunas cosas, pero se nota que Uds. abarcan el asunto con seriedad y honestidad.

Gracias.