Resulta llamativa la nueva estrategia de los aliados políticos del terrorismo: reducir a las FARC a un grupo con algunas posibilidades de causarles daño a los civiles y nada más.
Es muy conveniente para las FARC que se siga difundiendo la imagen de que el grupo terrorista es solo una banda de palurdos en el monte, completamente divorciados mental e ideológicamente de los centros de poder de la izquierda “democrática”, más conocida como socialismo del siglo XXI.
La última promotora de este discurso es la “investigadora” Claudia López, quien aseguró en su última columna que las FARC ya no son el actor o el problema más relevante del país, ni siquiera en materia de seguridad.
Para sustentar esa afirmación, López hizo algo increíble en ella: reconoció que ya las FARC no son lo que eran gracias a la política de Seguridad Democrática, “cuyo gran logro ha sido desprestigiarlas, reducirlas territorial, social y económicamente y menguar sustancialmente su capacidad criminal. Curiosamente se cuida de calificarlas como terroristas, muy al estilo de Chávez y de Correa y de su socio de protestas Iván Cepeda… ¡Qué coincidencia!
Luego la señora López asegura que los “únicos temas en los que las FARC conservan una incidencia importante (…) son el secuestro, el uso de minas antipersona, el reclutamiento de menores y, en general, la utilización de armas y tácticas de guerra que afectan desproporcionadamente la población civil”.
No había visto una colección tan grande de falacias en tan pocas líneas. Si bien es cierto que militarmente están golpeadas, las FARC conservan una incidencia importante en el terreno político, pues tienen esbirros con los cuales comparten intereses y propósitos. De igual forma, las FARC gozan del respaldo internacional de gobiernos cómplices como el de Chávez, Ortega y Correa y eso incluye la financiación y apoyo logístico, como el suministro de misiles rusos de última generación.
Olvida la señora López que la incidencia de las FARC también se explicaba en el número de combatientes y en el poder de fuego de sus unidades. A pesar de los golpes militares, cuando ella menciona el reclutamiento de menores, entra en una enorme contradicción, pues un grupo terrorista que viene adelantando esa abominable práctica, está intentando recuperar su presencia y control territorial y reconquistar comunidades, a punta de intimidación, para resurgir de las cenizas.
Es que el tufillo del discurso de Claudia López es siniestro, pues se niega a reconocer algo fundamental en el proceso del terrorismo colombiano: que lograron hacerse al control territorial y social, amedrentando a los ciudadanos con las armas. Eso solo es posible con dos elementos que son de Perogrullo: hombres y armas. Lo primero lo han perdido, pero tratan de recuperarlo mediante el reclutamiento forzado. Lo segundo puede estar agravándose, por cuenta de los suministros que les llegan desde Venezuela.
¿Es un tema de poca monta? Claro que no, salvo que exista la intención de favorecer al terrorismo, quitarle algo de presión y poner la mirada de los ciudadanos en temas que aparentemente se desliguen de las FARC, lo que a la larga llevaría al público a exigir una menor inversión en la “guerra”, pues si las FARC ya no son una amenaza, sería absurdo que se siguiera gastando tanto en armas y hombres.
Sin embargo, la mayor agresión de Claudia López se da cuando afirma que la única incidencia de las FARC es la utilización de armas y tácticas de guerra que afectan desproporcionadamente la población civil… ¿Desproporcionadamente? ¿Cómo medir la proporcionalidad de las acciones terroristas de las FARC? ¿Acaso está diciendo que si siembran solo tres minas alrededor de una escuela, eso está bien, pero si son cinco o seis, ya se pasaron? ¡Caramba! La señora López tiene en la cabeza que las FARC podrían utilizar armas y tácticas que afecten proporcionadamente a la población civil.
Los promotores del terrorismo están dispuestos a recurrir a cualquier falacia con tal de abrirle camino, así sea a punta de periódico, a su candidato a la Presidencia… ese “demócrata integral” que se cuida de no condenar a Chávez por sus acciones totalitarias en contra de la oposición venezolana.
Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.
Es muy conveniente para las FARC que se siga difundiendo la imagen de que el grupo terrorista es solo una banda de palurdos en el monte, completamente divorciados mental e ideológicamente de los centros de poder de la izquierda “democrática”, más conocida como socialismo del siglo XXI.
La última promotora de este discurso es la “investigadora” Claudia López, quien aseguró en su última columna que las FARC ya no son el actor o el problema más relevante del país, ni siquiera en materia de seguridad.
Para sustentar esa afirmación, López hizo algo increíble en ella: reconoció que ya las FARC no son lo que eran gracias a la política de Seguridad Democrática, “cuyo gran logro ha sido desprestigiarlas, reducirlas territorial, social y económicamente y menguar sustancialmente su capacidad criminal. Curiosamente se cuida de calificarlas como terroristas, muy al estilo de Chávez y de Correa y de su socio de protestas Iván Cepeda… ¡Qué coincidencia!
Luego la señora López asegura que los “únicos temas en los que las FARC conservan una incidencia importante (…) son el secuestro, el uso de minas antipersona, el reclutamiento de menores y, en general, la utilización de armas y tácticas de guerra que afectan desproporcionadamente la población civil”.
No había visto una colección tan grande de falacias en tan pocas líneas. Si bien es cierto que militarmente están golpeadas, las FARC conservan una incidencia importante en el terreno político, pues tienen esbirros con los cuales comparten intereses y propósitos. De igual forma, las FARC gozan del respaldo internacional de gobiernos cómplices como el de Chávez, Ortega y Correa y eso incluye la financiación y apoyo logístico, como el suministro de misiles rusos de última generación.
Olvida la señora López que la incidencia de las FARC también se explicaba en el número de combatientes y en el poder de fuego de sus unidades. A pesar de los golpes militares, cuando ella menciona el reclutamiento de menores, entra en una enorme contradicción, pues un grupo terrorista que viene adelantando esa abominable práctica, está intentando recuperar su presencia y control territorial y reconquistar comunidades, a punta de intimidación, para resurgir de las cenizas.
Es que el tufillo del discurso de Claudia López es siniestro, pues se niega a reconocer algo fundamental en el proceso del terrorismo colombiano: que lograron hacerse al control territorial y social, amedrentando a los ciudadanos con las armas. Eso solo es posible con dos elementos que son de Perogrullo: hombres y armas. Lo primero lo han perdido, pero tratan de recuperarlo mediante el reclutamiento forzado. Lo segundo puede estar agravándose, por cuenta de los suministros que les llegan desde Venezuela.
¿Es un tema de poca monta? Claro que no, salvo que exista la intención de favorecer al terrorismo, quitarle algo de presión y poner la mirada de los ciudadanos en temas que aparentemente se desliguen de las FARC, lo que a la larga llevaría al público a exigir una menor inversión en la “guerra”, pues si las FARC ya no son una amenaza, sería absurdo que se siguiera gastando tanto en armas y hombres.
Sin embargo, la mayor agresión de Claudia López se da cuando afirma que la única incidencia de las FARC es la utilización de armas y tácticas de guerra que afectan desproporcionadamente la población civil… ¿Desproporcionadamente? ¿Cómo medir la proporcionalidad de las acciones terroristas de las FARC? ¿Acaso está diciendo que si siembran solo tres minas alrededor de una escuela, eso está bien, pero si son cinco o seis, ya se pasaron? ¡Caramba! La señora López tiene en la cabeza que las FARC podrían utilizar armas y tácticas que afecten proporcionadamente a la población civil.
Los promotores del terrorismo están dispuestos a recurrir a cualquier falacia con tal de abrirle camino, así sea a punta de periódico, a su candidato a la Presidencia… ese “demócrata integral” que se cuida de no condenar a Chávez por sus acciones totalitarias en contra de la oposición venezolana.
Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.
5 comentarios:
Tremendo lo de Fajardo. Cada vez creo menos probable que el tipo llegue a segunda vuelta.
Muy interesante esto, sobre el narcotráfico en Venezuela. La "paradoja" es que los chavistas dicen que el gobierno colombiano es el "narcoparaestado".
Lo que más impresiona de los criminales de la izquierda democrática es su desfachatez.
JAIME RUIZ
Es que sorprende que hasta Luis Garzón haya firmado la carta de apoyo al alcalde Ledezma y Fajardo haya sacado excusas tan pueriles para no hacerlo.
El artículo sobre el narcoestado venezolano es muy interesante, pues además aquí lo hemos venido señalando de tiempo atrás.
Ese mismo narcoestado hará un escándalo por las tres bases colombianas en las que se apostarán tropas y contratistas norteamericanos: dos de esas bases, Malambo y Apiay, son fundamentales para el control de la frontera. Creo que Chávez va a tomar esto como una afrenta personal y le sacará kilometraje. En unas declaraciones que hizo anoche el neochavista Rafael Pardo dijo que era el colmo que desde Colombia se vigilaran terceros países...
¿Sabe Jaime? Con lo que está ocurriendo en Venezuela (manifestaciones, sindicatos en contra del caudillo, amenaza de cierre de más de 200 emisoras, manifestación abierta de funcionarios de la boliburguesía sobre el odio que sienten contra la oligarquía, a Chávez no le está quedando otro camino que buscar una excusa para reactivar el nacionalismo frenético en contra de Colombia.
Un abrazo.
A todos los problemas hay que añadir la censura de prensa encubierta.
BRABONEL.
Lo de Fajardo es un error que se lo cobraran caro los votantes. Sobre el rearme de las farc ahi que tener cuidado por que segun los computadores de reyes llegaraian grandes y modernos armemento made in Rucia y made in China. Creo que cuando esten cerca las eleciones los farianos haran uso de alguno de esos nuevos armamentos, se debe estar atentos.
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